Este
18 de marzo recordaremos (ojalá) uno de los peores desastres que ocurrió en la
ciudad de Santa Cruz, cuando una lluvia excepcional provocó el desborde del río
Piraí y arrasó con miles de viviendas, cultivos y todo lo que encontró a su
paso en varios municipios. Se cumplen 41 años de esa calamidad que obligó a
tomar medidas drásticas y evitar que se repita. Se hicieron inversiones
cuantiosas para contener las aguas y se estableció un área de protección
compuesta de una masa boscosa de miles de hectáreas denominado “cordón
ecológico”. Tal vez deberían cambiarle el nombre a esa franja verde y llamarla
“el salvavidas de la ciudad”, así todos recuerdan la función que cumplen esos
árboles, que algunos quieren tumbar para vender lotes y urbanizaciones. El 18
de marzo no debería ser sólo el aniversario del Plan Tres Mil, sino un día para
que los cruceños recordemos que estuvimos cerca de desaparecer, como pasó con
el Jardín Botánico y muchos poblados sepultados por el lodo. En el 2014 se
produjo una lluvia mucho más intensa que la de 1983 y los defensivos pudieron
salvarnos. Ni siquiera esa evidencia nos ayuda a valorar lo que tenemos.