Editorial

La izquierda deja solo a Maduro

El reciente desenlace de los eventos en Venezuela, marcado por la exclusión de la principal candidata opositora, Corina Yoris, de las próximas elecciones presidenciales, ha provocado una ola de críticas...

Editorial | | 2024-04-01 22:20:39

El reciente desenlace de los eventos en Venezuela, marcado por la exclusión de la principal candidata opositora, Corina Yoris, de las próximas elecciones presidenciales, ha provocado una ola de críticas que no sólo provienen de la comunidad internacional tradicionalmente opositora la dictadura Nicolás Maduro, sino también de figuras prominentes de la izquierda latinoamericana.

La condena emitida por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, junto a su par francés, Emmanuel Macron, sobre la exclusión de Yoris, destaca un giro notable en la postura de líderes que han sido percibidos, en ocasiones, como aliados políticos y cómplices del gobierno venezolano.

Este incidente, más allá de su relevancia inmediata, simboliza el creciente aislamiento de Maduro, quien ahora parece respaldado únicamente por un puñado de regímenes autoritarios.

La ausencia de explicaciones “políticas ni jurídicas” coherentes que justifiquen la imposibilidad de inscripción de candidaturas opositoras verdaderas, como apunta Lula, revela un abismo entre las prácticas gubernamentales venezolanas y los principios democráticos fundamentales.

La narrativa oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano, desmintiendo críticas y etiquetando de "injerencistas" a quienes las emiten, sólo contribuye a profundizar la percepción de un régimen aislado de la realidad y la comunidad internacional.

La solidaridad incondicional hacia Maduro de algunos dictadores, como Daniel Ortega de Nicaragua y Miguel Díaz-Canel de Cuba, no hace sino evidenciar la naturaleza de las alianzas que sostienen al régimen venezolano. Lejos de representar una convergencia ideológica sobre principios progresistas o de justicia social, este respaldo parece fundamentarse en un interés compartido por preservar estructuras de poder autoritarias y excluyentes.

El momento actual representa una oportunidad para reafirmar el compromiso con la democracia, la pluralidad y el respeto a los derechos humanos como pilares irrenunciables. Frente a la tentación autoritaria, la verdadera solidaridad debe dirigirse hacia el pueblo venezolano, que ansía recuperar su derecho a decidir libremente su destino en un contexto de verdadera democracia y justicia social.

El régimen gobernante boliviano debe tomar nota de esta nueva postura de la izquierda internacional, a la que se le ha venido reclamando desde hace años su doble moral y su incoherencia frente al autoritarismo reinante. El MAS ha deteriorado la democracia hasta límites intolerables y su objetivo es seguir por el sendero de Venezuela o Cuba, a los que Luis Arce apoya incondicionalmente.

Cuidado, Bolivia no tiene ni la espalda como nación ni el peso geopolítico internacional como para soportar un aislamiento de esta naturaleza, mucho menos en la actual situación de precariedad económica que necesita de la cooperación, de las inversiones y el respaldo diplomático de la comunidad global.