Llegó abril y dejamos en el recuerdo acontecimientos que nos perseguirán en el tiempo como la maravillosa jornada censal. Un magistral espectáculo donde las hojas de papel escritas a lápiz con un borrador incluido, fueron portadoras de nuestras voces y realidades, que emprendieron un místico viaje hacia el olvido. Transformadas en dígitos maleables en manos de nuestros siempre confiables políticos, quienes, en su infinita sabiduría, decidieron que nuestras respuestas eran meras sugerencias y no datos estadísticos.
¿Quién mejor que ellos para dictar la realidad de nuestro país? ¡Bravo! Porque, después de todo, ¿qué es un censo sino una oportunidad dorada para que quienes están en el poder nos recuerden que sus intereses futuros son mucho más importantes que nuestra presente realidad? Un aplauso para esta ingeniosa reinterpretación de la democracia, donde el contar no se trata tanto de números precisos, sino de asegurar que los sueños de poder sigan tan vivos y manipulados como siempre.
¡Qué innovación! Verdaderamente, nos han enseñado el valor de nuestra voz: esencial para ser contada, pero solo en la medida en que pueda ser convenientemente ajustada a sus guiones reescritos. ¡La era digital nunca ha brillado con tanto esplendor!
Abril llegó, y nos viene con MAS show político que empezó en marzo de manera judicial ¡Y cómo olvidar el magno evento de nuestras acreditadísimas elecciones judiciales! Una verdadera gala de la democracia, donde el único requisito para convertirse en guardián de la ley es poseer una afinidad suprema por las marionetas políticas, más que por los tediosos textos legales.
¿Conocimiento de leyes? Eso es meramente opcional, un pequeño detalle en el gran esquema de cosas. Después de todo, ¿qué mejor manera de proteger los sagrados intereses de un Estado que seleccionando a quienes ni siquiera necesitan abrir un código legal para saber a quién deben su lealtad?
En este espectacular circo judicial, los actores principales desfilan con una gracia que solo puede venir de la absoluta ignorancia del derecho, pero con una habilidad innata para detectar oportunidades políticas. Ah, es un arte el delicado baile de proteger y resguardar a aquellos cuyos actos han beneficiado a unos pocos, asegurando así que el futuro del país esté firmemente en manos de quienes pueden manipular la justicia como si fuera plastilina.
Y así, en esta gran celebración de la ‘justicia’, nos vamos a regocijar al saber que nuestros jueces y fiscales habrán sido elegidos no por su competencia legal, sino por su competencia en el arte mucho más crítico de la supervivencia política. ¡Qué alivio saber que el futuro de nuestro país está asegurado por personas tan dedicadas a la causa de resguardar el statu quo, protegiendo fervientemente a aquellos que, de alguna manera, siempre parecen actuar en el mejor interés del estado (o al menos en el de ellos mismos)!
Realmente, estos eventos nos recuerdan lo afortunados que somos de vivir en una era donde la justicia no está cegada por la imparcialidad, sino iluminada por el brillo de las alianzas políticas. ¡Larga vida a nuestra democracia, tan creativamente reinterpretada para asegurar que el teatro de la justicia continúe su espectáculo sin interrupciones!
Para terminar una sucesión del mes de marzo que nos llena la agenda de abril, como no hablar de la sexualidad política del MAS. "Y cómo no rendir homenaje al más espectacular de los actos en esta comedia de enredos que es nuestra realidad política: el ascenso meteórico de esos prodigios de la economía, los hijos y amantes de nuestros distinguidos gobernantes. ¡Ah, seres de extraordinaria habilidad financiera, capaces de transformar el aire en oro y, de la noche a la mañana, convertirse en virtuosos lavadores de dinero y coleccionistas de propiedades lujosas!
Mientras al común de los mortales les tomaría una vida de trabajo arduo, sudor y lágrimas ahorrar para una humilde vivienda, a estos jóvenes Midas les basta un simple pestañeo, un dulce susurro en el oído correcto o una noche de placer con embarazo incluido, para erigir un imperio inmobiliario.
Es verdaderamente inspirador cómo, a una edad en la que muchos apenas están comenzando a comprender las complejidades de administrar una tarjeta de crédito, estos jóvenes visionarios ya han dominado las artes mucho más sofisticadas de la inversión inmobiliaria y el lavado de activos. ¡Qué ingenio la de la Zapatera, que no conoce de fronteras ni de leyes fastidiosas que la limiten! Es como si el mismísimo toque de Midas no se hubiera perdido en la antigüedad, sino que se hubiera transmitido directamente a estos elegidos, capaces de multiplicar su riqueza en el tiempo que toma al ciudadano promedio pagar la primera cuota de una hipoteca.
Este milagroso fenómeno económico, exclusivo de las altas esferas del poder, nos deja a todos los demás meros mortales en asombrosa admiración. ¿Cómo lo logran, se preguntarán muchos? Bueno, el secreto parece estar en el linaje o en la habilidad para entablar relaciones íntimas con las figuras correctas del poder, un talento que, indudablemente, debe ser más complejo y refinado que cualquier estrategia financiera enseñada en las más prestigiosas escuelas de negocios.
Como diría cualquier mortal boliviano, ¡Que Putas!! levantemos nuestras copas en un brindis por estos milagros de la economía boliviana moderna, los verdaderos héroes de nuestra era, que sin un ápice de esfuerzo visible logran lo que al resto de nosotros nos llevaría varias vidas. ¡Qué fortuna la nuestra, ser testigos de tan majestuosos ejemplos de prosperidad, habilidad y corrupción financiera sin par…
Solo en BOLIVIA, hay gente tan sumamente pobre, que solo tiene dinero.