Las comparaciones son odiosas, pero después de lo que acaba de hacer Luis Arce, vale la pena que lo comparemos con el cocalero Morales, con quien no se dicen “vos” a la hora de destruir el país. Hablamos, por supuesto, del descabellado aumento salarial aprobado por el gobierno, que podría convertirse en el disparador de una crisis económica que viene carcomiendo lentamente el bienestar de los bolivianos.
Decimos que es insensato, porque pondrá más plata en las manos de la gente para gastar en lo que en este momento las empresas no pueden producir porque su capacidad operativa ha sido disminuida por la falta de dólares, indispensables para importar insumos y bienes de capital. Esto de por sí ha incrementado la inflación y la demanda insatisfecha contribuirá aùn más al aumento de precios. ¿Quién será el mayor perjudicado? Elemental mi querido cajero.
Por qué comente semejante irracionalidad. Morales también lo hacía, pero a él le sobraba la plata. Se hubiera visto mal que, en medio de tanta abundancia, no comparta el dinero con todos los sectores que le dieron la victoria en 2005. Los llenó de dinero, los colmó de regalos, negociados, puestos en el sector público, contratos e innumerables privilegios hasta que la economía se hizo añicos. Detrás de esa actitud tan desprendida había un complejo muy grande del cocalero, que nunca terminó de convencer que es indígena, tampoco es campesino y jamás ha formado parte de un gremio de trabajadores…digamos, convencionales. Es un sindicalista que representa a un sector muy particular que no goza de la plena aceptación del campesinado y mucho menos del movimiento indígena.
Arce no sólo comparte ese mismo miedo con su “jefazo”. Se siente inseguro en el puesto. Lo cuestionan los propios masistas, no sabe a quién sobornar para que lo quieran y encima ya no tiene plata, ni siquiera un poco para comprar “cariño”. Lo del acto oficial en el que se anunció el aumento salarial fue patético, pues el maestro de ceremonia y el que lo mandó a decir la cifra del incremento, fue el mismo verdugo que le pidió la renuncia a Evo y que seguramente hará lo mismo cuando la coima que le pagan no sea de su agrado. Toda esa “runfla” de chantajistas que lo rodeaban esa tarde lo tienen del codillo, le sacarán hasta los ojos, como hicieron con Siles Zuazo durante el desastroso gobierno de la UDP.
La verdad es que no sacamos nada con comparar a Evo y Arce, porque son exactamente lo mismo y con cualquiera de los dos el país se va a ir directo al despeñadero. Lo que debemos hacer es equiparar la Bolivia de 2019, la Santa Cruz de aquel entonces, la oposición y la fuerza democrática que enfrentó a Morales, que lo hizo huir despavorido y que le entregó el país a una clase política que lamentablemente lo arruinó todo. Hoy esa fuerza no existe, está dormida, entregada, vendida y sometida. Eso le da pie a Arce para seguir metiéndole nomás.
Evo y Arce son exactamente lo mismo y con cualquiera de los dos el país se va a ir directo al despeñadero. Lo que debemos hacer es equiparar la Bolivia de 2019, la Santa Cruz de aquel entonces, la oposición y la fuerza democrática que enfrentó a Morales, que lo hizo huir despavorido y que le entregó el país a una clase política que lamentablemente lo arruinó todo. Hoy esa fuerza no existe, está dormida, entregada, vendida y sometida. Eso le da pie a Arce para seguir metiéndole nomás.
