Editorial

Amurallados por el crimen

Si se considera descabellada la propuesta de un político chileno de construir un muro en la frontera con Bolivia...

Editorial | | 2024-05-08 00:10:00

Si se considera descabellada la propuesta de un político chileno de construir un muro en la frontera con Bolivia, mucho más insensata ha sido la respuesta del torpe ministro de obras públicas, Edgar Montaño, quien dijo que el país vecino se beneficia del contrabando que ingresa al país. Sólo le faltó admitir que esta actividad delictiva -y otras más-, no sólo es tolerada sino también estimulada por el régimen gobernante, que se ha ganado fama en el continente por sus vínculos estrechos con el crimen organizado, fenómeno que compromete la seguridad en la región.

La sola mención de construir un muro entre ambas naciones debería ser motivo de vergüenza para los bolivianos, que hemos vuelto a cubrirnos del viejo estigma de los años 80, cuando el país se hizo famoso en el mundo por ser el “reino de la cocaína” y en todos lados éramos motivo de burla y de señalamientos de todo tipo.

Lo de Chile parece extremo, pero no es menos digno destacar las medidas que han tomado Brasil y Argentina, que han creado verdaderos escudos militares y tecnológicos para frenar la inundación de droga que les llega de Bolivia, centro de operaciones de poderosos cárteles internacionales que han elevado la producción de cocaína a límites estratosféricos.

Sin duda alguna, Chile se está llevando la peor parte de este desborde, pues además del narcotráfico, nuestros vecinos tienen que soportar la permisividad con el narcotráfico, el robo de autos que goza de la protección de militares y policías bolivianos, la trata de personas y por último, nuestro territorio también es el paso obligado de la migración ilegal, especialmente de venezolanos, que lamentablemente viene acompañada de actividades delictivas impulsadas por la peligrosa banda Tren de Aragua, causante de roces diplomáticos con la dictadura de Nicolás Maduro, que de manera descarga niega la existencia de esta organización. Como para que no queden dudas del papel que juega Bolivia en este asunto, el gobierno de Luis Arce ha decidido asumir la misma versión negacionista del régimen chavista.

Es verdad que Chile siempre ha asumido una postura arrogante en América del Sur y todo el tiempo se ha considerado un buen vecino en un mal vecindario. Pero hay que reconocer también, que los sucesivos gobiernos han logrado consolidar un nivel de institucionalidad de enorme solidez, con un alto grado de transparencia y bajos índices de corrupción, mientras que Bolivia no hace otra cosa que retroceder en estos campos, al punto de que casi ya no existe diferencia entre estado y delincuencia, entre gobierno y organizaciones criminales.

La mejor respuesta que le puede dar el gobierno de Arce a Chile es un cambio radical en su política de lucha contra el crimen. Al paso que vamos Bolivia se volverá un paria, en un indeseable en el continente, el foco de infección de todo tipo de lacras y alimañas. La ubicación de nuestro país es estratégica y seguramente la comunidad internacional no permitirá que en el corazón de América del Sur siga proliferando un cáncer como el que está creando el MAS.