Nos ha llegado la grata noticia de que la famosa marraqueta paceña figura entre los tres mejores panes del mundo, según el ranking elaborado por la Taste Atlas, una guía culinaria creada en 2015 que busca competir con la prestigiosa Michelin. Esperemos que no hagan lío porque la entidad calificadora le haya atribuido una doble nacionalidad a la marraqueta, pues afirma que es un pan muy consumido en Bolivia y Chile. Se trata de una enorme oportunidad como la que aprovechó Francia en el Siglo XIX, cuando halló una gigantesca veta económica a partir del invento de la célebre baguette y todas sus variantes, entre la que se encuentra su pariente boliviana. Como una cosa lleva a la otra y de cuero salen las correas, la industria del pan movilizó la agricultura y el cultivo de trigo tuvo su efecto en la producción de maquinaria agrícola hasta convertir a Francia en un líder mundial en este rubro, además de alcanzar la cima en la fabricación equipamiento de cocina. De la baguette nació el croissant, del croissant, el brioche, luego vino la madeleine, el éclair, el pain au chocolat y toda una serie se bollos que forman parte del orgullo francés y que han convertido a la nación europea en una potencia turística, pues se trata del destino más visitado del mundo. Todo a partir de un humilde pan y obviamente, con el ingrediente más importante: la libertad.