Editorial

Ventana rota, país quebrado

“La ventana rota” es una metáfora que usa el economista francés Frédéric Bastiat en su ensayo "Lo que se ve y lo que no se ve", para demostrar que los actos destructivos...

Editorial | | 2024-07-06 08:25:52

“La ventana rota” es una metáfora que usa el economista francés Frédéric Bastiat en su ensayo "Lo que se ve y lo que no se ve", para demostrar que los actos destructivos jamás son beneficiosos para la economía, pese a que circunstancialmente pueden generar alguna ventaja para un sector específico.

El cristal roto de una casa genera trabajo para el vidriero, es verdad, pero impide que ese dinero se pueda usar en actividades productivas. Esta simple demostración invalida por completo la intervención estatal en la economía y alerta sobre lo pernicioso que puede ser el gasto público innecesario y desmedido, la inversión en infraestructura sin una correcta planificación, el gasto militar, las políticas de generación de empleo a través de empresas estatales y especialmente, la falta de atención a problemas económicos estructurales y la desviación de la atención a través de proyectos superfluos y trucos mediáticos.

Los políticos son expertos en cristales rotos. Gastan sin control en lo que se ve y descuidan lo que no se ve, especialmente en la educación, en la salud, en el desarrollo de capital humano, la promoción de la ciencia y la tecnología y otros aspectos altamente productivos para una sociedad, con elevados réditos económicos. Privilegian el corto plazo, se enfocan en la cosmetología y las consecuencias son nefastas, tal como lo estamos viendo en Bolivia, luego de dos décadas de despilfarro en proyectos sin ningún impacto en la calidad de vida de la gente.

Es tal la inconsciencia y la capacidad destructiva de MAS, que defiende a capa y espada su modelo, que lo mantiene a pesar de que las consecuencias negativas se acentúan, se multiplican y saltan como pipocas cada vez que el gobierno hace un movimiento fallido.

La mejor prueba es la payasada que se montó el pasado 26 de junio, dizque para subir la popularidad de Luis Arce. Cómo será de inconsistente el conocimiento de economía del ex ministro, que no fue capaz de advertir las graves consecuencias que desencadenaría su “búsqueda de popularidad”. El “zuñigazo” no sólo ha acelerado la crisis económica, con el incremento de la cotización del dólar y la falta de divisas, con el aumento del “riesgo país” y el desincentivo a las inversiones, la caída del turismo y el deterioro de contexto para hacer negocios, sino que ha empeorado la imagen del gobierno y de Arce en especial.

Sabemos que el plan no termina con Zúñiga preso y con el ministro de gobierno haciendo malabares para convencer de que fue un golpe de estado. Los políticos siempre crean los problemas para plantear ellos mismos las soluciones; son expertos en pescar en río revueltos y especialistas en “romper ventanas” para sacar provecho de la reparación. En las condiciones en las que está el país, es una apuesta muy arriesgada y corremos el riesgo de dejar un país quebrado.

El “zuñigazo” no sólo ha acelerado la crisis económica, con el incremento de la cotización del dólar y la falta de divisas, con el aumento del “riesgo país” y el desincentivo a las inversiones, la caída del turismo y el deterioro de contexto para hacer negocios, sino que ha empeorado la imagen del gobierno y de Arce en especial.