El 2025 tenemos una oportunidad de cambiar el rumbo de Bolivia pero la victoria en las elecciones debe ser abrumadora para tener la mayoría absoluta en la Asamblea. Caso contrario será muy difícil hacer las reformas que Bolivia necesita. Por eso es importante que la ciudadanía, el electorado, tenga mayor conciencia del daño moral, económico, social, institucional, y medio ambiental que ha impuesto el masismo.
Redes sociales, podcasts y editoriales de medios de comunicación han comentado hasta el cansancio sobre la crisis económica (ej. falta de dólares y carburantes, aumento de precios) y la falta de gobernabilidad (ej. enfrentamientos entre facciones del MAS, entre el Ejecutivo y Legislativo con el Tribunal Constitucional de por medio, y el fraudulento golpe). Prácticamente todos proponen reducir el déficit fiscal, fomentar la inversión privada, liberar a los presos políticos, entre otros. Ahhh, y que los precandidatos o candidatos tienen que unirse para hacer un solo frente de oposición. Pero todo sigue igual; perdón, no igual, peor.
Parece que hay dos temas que no hacen viable una iniciativa para que se pase de la proliferación de diagnósticos, sugerencias, reclamos y comentarios, a acciones. Uno, se teme que el gobierno tome represalias contra quién tome iniciativas que amenacen a su poder autocrático. Dos, los pre-candidatos y personalidades que tienen cierta convocatoria y/o poder de influir en la ciudadanía, están jugando al cálculo electoral. Entiendo que puede ser una estrategia legítima, pero por otro lado, el MAS sigue desangrando a Bolivia. Entiendo también que es difícil que un ciudadano común pueda hacer algo por si solo, aunque se han dado casos, y que desde su posición no podría organizar algún tipo de grupo o fuerza que jale convocatoria y haga una diferencia.
La incertidumbre también es grande. Algunos están esperanzados a que el gobierno y la economía se desplomen hasta el suelo para que la ciudadanía tome conciencia real del daño del MAS y no vuelva a ser re-electo. Otros dudan si realmente habrá elecciones. Otros creen que las elecciones pudieran ser adelantadas. Otros, que no van a ver elecciones. Otros estarían esperando a que autoridades del gobierno huyan del país o se acojan a asilos políticos en cualquier momento. Todos estos posibles escenarios patearían el tablero político.
Entonces, ¿no hay nada que hacer? Se hizo una propuesta: llamar a elecciones primarias. Parece que no tendrá los frutos esperados, en gran parte por los cálculos político-personales al que se hizo referencia. Tampoco sería fácil organizar; es decir, que se pongan de acuerdo en las reglas del juego (todos se creen los salvadores) y se consiga el financiamiento. En todo esto también hay un interés de “figuretismo”.
Propongo dos opciones que destrabarían las represalias y el cálculo político arriba mencionados. Estas opciones mimetizarían a aquellos que realmente se sienten amenazados por represalias y no favorecerían a ningún candidato. Ya las mencioné en artículos anteriores pero las repito porque, además de resolver las trabas, serían factibles, de alto impacto, y sin costo monetario. ¿Muy bueno para creerlo? Ponga atención el lector.
Opción 1. Recuperemos valores bolivianos que no son los socialistas. Los valores de una patria libre y solidaria. Libertad y no sumisión, verdad y no mentira, compromiso de la palabra y no demagogia, trabajar y no esperar prebendas, transparencia y no corrupción. Una Bolivia con un sistema judicial sólido e independiente y no vilmente manipulada, un gobierno facilitador y no obstruccionista, apertura de oportunidades y no trámites burocráticos inservibles, acceso a información y no ocultar la misma, etc. Esa es una Bolivia liberal. ¿Qué puede hacer la ciudadanía en la actual situación para minimizar las opciones del MAS el 2025? Involucrarnos todos en una campaña de concientización intensiva para recuperar nuestros valores morales (y desterrar los del MAS) alrededor de organizaciones civiles como empresas privadas, universidades, medios de comunicación, gremios agrícolas, industriales y otros. El propósito es enviar mensajes (ej.: se puntual; se honesto y apoya a tu país; trabaja, Bolivia te necesita) a través de los bienes y servicios que producen (ej. botellas, sacos, bolsas, servilletas, envases, papeles membretados, pautas televisivas o radiales, letreros en vehículos de transporte, etc.). Que se vea y escuche en todo lado. A donde mire el ciudadano, que se tope con “quiero justicia imparcial”.
Opción 2. Bolivia tiene que saber la verdad, sin sesgo político, sobre lo que ha pasado desde el 2006. ¿Por qué hemos dejado que la mentira acorrale a la verdad? Empujemos fuera a la mentira repitiendo la verdad una y otra vez. ¿Por qué no se unen los medios de comunicación y aquellos periodistas que tienen buena convocatoria hacer conocer para sistemáticamente los hechos, la verdad, a toda la población. Ningún miembro de este grupo propiciaría ninguna ideología, partido político o candidato. Hay material abundante, desde estudios con evidencia comprobada, hasta fundaciones o “think tanks” y gente profesional que entiende de la situación económica actual.
Evo y el Presidente Arce se han estado echando la culpa de la catastrófica situación económica sin sentido, ambos son del MAS. Es decir, de la dilapidación de los más de US$15 mil millones, el fracaso rotundo de no poder industrializar el litio durante 18 años, la explotación del gas hasta casi la última molécula sin reemplazar las reservas, el irresponsable gasto de dinero público en empresas estatales deficitarias, etc. Tal vez lo más importante es que ese partido ha saqueado el país de manera consciente desde un inicio. Asumió el gobierno y se sorprendió de la ingente cantidad de recursos resultado de un aumento histórico de los precios internacionales del gas y otras materias primas. Gastaron todo y más, hasta los recursos provenientes de deuda interna y externa, con el único criterio de enriquecerse.
Todo esto tiene que saber la población, especialmente la más joven que solamente ha vivido bajo las alas y leyes del MAS o que era muy pequeña que no se acuerda la Bolivia de años anteriores. La población actual en edad de votar que vivió solamente bajo el gobierno del MAS equivale a más o menos a un tercio del total de la población. Asegurar los votos de esa población sería un gran paso a una victoria contundente de la oposición.