Editorial

La Paz, líder…

Luis Arce ha vuelto a expresar su sentimiento “paceñista” y está bien que lo haga. Todos los bolivianos deberíamos ser potosinistas, benianistas, orureñistas...

Editorial | | 2024-07-16 07:00:12

Luis Arce ha vuelto a expresar su sentimiento “paceñista” y está bien que lo haga. Todos los bolivianos deberíamos ser potosinistas, benianistas, orureñistas, tarijeñistas todo el tiempo, no sólo para las fiestas o para destilar odio como lo hace el mandatario, que hace poco dijo que los paceños no tienen por qué comprar aceite de comer y pollo de Santa Cruz. Ojalá hiciera posible ese sueño, aunque en los hechos no hace más que seguir dañando a su querida tierra.

Arce dice ahora que La Paz tiene que volver a ser el departamento lìder de Bolivia y a pesar de que lo hace sólo por chauvinismo y por tratar de ofender a los cruceños, habría que tomarle la palabra y ayudarlo a buscar la fórmula para hacer progresar a un pueblo y no al revés, como ha pasado a lo largo de la triste historia boliviana.

En Bolivia hemos tenido ciudades y departamentos que han sido líderes mundiales, como el caso de Potosí o Sucre. Muy pocas regiones pueden ufanarse de la cantidad de gas que obtuvo Tarija en tan poco tiempo. Oruro no es sólo sinónimo de carnaval, sino de estaño, el metal que hizo famoso a Bolivia durante décadas, pero todas esas maravillas se esfumaron y pasaron a ser vagones de cola, por culpa del modelo destructivo de estado que Luis Arce tanto defiende y que amenaza con dejar en la ruina también a los paceños.

La Paz tiene todo para ser el líder nacional en materia económica, aunque ellos prefieren ser los líderes políticos, que no es ninguna virtud, pues eso equivale a admitir que pertenecen a una casta que vive de los demás, hecho especialmente notorio en un país hipercentralista como Bolivia.

Con la llegada del MAS al poder, gran parte de esa clase burocrática que vive de pedir fotocopia de carnet de identidad, del papel sellado, de ponerle trabas a la gente para sacarle plata y de producir para que le compre el gobierno de turno, fue desplazada y sustituida por una turba de malvivientes cuya mejor expresión es ese ministro que humilla a los funcionarios públicos haciéndoles bailar frente al presidente, obligándolos a asistir a mítines partidarios y usándolos como extras en la película de mal gusto denominada “Zuñiga”.

Hace mucho que los verdaderos empresarios, los que perdieron su espacio en La Paz y los que no soportan las bajezas que les exige el régimen, abandonaron la “ciudad maravilla” y muchos de ellos se trasladaron a Santa Cruz, donde han estado gozando de un ambiente mucho más propicio para trabajar y producir y donde la mano del estado es menos dañina.

Con el fracaso del estado plurinacional, que exacerbó los viejos vicios que ya tenía el estado boliviano, La Paz podría ser una de las más perjudicadas. Ya se acabó la abundancia del dinero público que los hizo amigos del populismo y ahora van a tener que buscar cómo relocalizarse. Lamentablemente, Santa Cruz ya no es muy recomendable. Por si no lo saben, decenas de empresas cruceñas están migrando hacia Paraguay, pues el que ha sido durante las últimas décadas el motor de la economía boliviana, el verdadero líder, también corre riesgo de ser el próximo Potosí.