Algunos
memoriosos creen que en Venezuela podría ocurrir lo mismo que pasó en Nicaragua
en 1974, aunque depende del dictador Nicolás Maduro que no tenga el mismo
desenlace. Hace 50 años, el dictador Anastasio Somoza Debayle llevaba siete años en el
poder, aunque era heredero de una dinastía familiar que gobernó con mano de
hierro durante 43 años el país centroamericano. Convocó a elecciones y perdió
por un margen superior al 50 por ciento, pero fue tal la manipulación que
cometió, que se declaró ganador con más del 90 por ciento de los votos. Sus
antecesores habían apelado al fraude sistemático para perpetuarse, pero nunca
con tal descaro, lo que provocó una insurrección popular que provocó decenas de
miles de muertos. En 1979, Somoza ya no pudo contener la ira ciudadana y ante
la presión internacional se vio obligado a huir del país. Luego de viajar a
Miami, se trasladó a Paraguay, donde el dictador Alfredo Stroessner le brindó
cobijo, aunque no impidió el atentado terrorista que lo eliminó con un
lanzacohetes, el 17 de septiembre de 1980.