Un ampliado de emergencia de la Confederación Sindical de Choferes de Bolivia, realizado este viernes en Tarija, determinó realizar un paro de 24 horas el próximo jueves 1 de agosto en protesta por el desabastecimiento de diésel, que afecta hace varios días al país.
El gremio exige además la renuncia del ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina y el presidente de YPFB, Armin Dorgathen. Consideran que ambos funcionarios no le están diciendo la verdad al presidente, Luis Arce, sobre la situación real de los combustibles en el país.
“Es de conocimiento de todos que existen filas en los surtidores, por tanto desde el 1 de agosto va a haber un paro con bloqueo de carreteras”, confirmó Lucio Gómez, máximo ejecutivo de los choferes del país. La medida incluirá el cierre de fronteras y contará con la participación sectores urbano, interprovincial e interdepartamental de carga y de pasajeros afiliados a la confederación.
El jueves, Dorgathen señaló que los despachos de diésel han disminuido en un 25% con respecto a los parámetros normales. La petrolera estatal espera que el sábado pueda descargar uno de los cuatro buques de carga en el puerto de Arica, con 40 millones de litros de diésel, que están varados en esa terminal debido a las altas marejadas.
En las principales ciudades de Bolivia este viernes continuaron las largas filas en los diversos surtidores. El problema comenzó el fin de semana y se agravó desde el lunes. En Santa Cruz está perjudicada la zafra cañera y temen afectación en la siembra de la campaña de verano 2024-2025.
En la terminal Bimodal, las empresas de buses han reducido sus salidas a otra regiones del país y el desabastecimiento ha provocado también una menor cantidad de micros del transporte urbano en sus ruta habituales.
El encuentro de Tarija inicialmente era un ampliado pero los asistentes decidieron convertirlo en un congreso donde Lucio Gómez fue ratificado como máximo ejecutivo por la gestión 2024-2026, según confirmó él mismo ante los reporteros.
