El
gobierno ha estado dialogando con diferentes sectores, pero es simplemente una
pose, ya sea para que baje la cotización del dólar o para contener la ira de la
población por la falta de diésel que todavía persiste, tal como lo evidencian
las largas filas en los surtidores. El régimen de Arce no va a atender ninguna
de las demandas o sugerencias que le hacen, salvo las que expresan las mafias
políticas, a la cabeza de la COB, que no hacen más que adelantar lo que tiene
previsto hacer el gobierno. El mandatario está decidido a “meterle nomás”, como
hizo el cocalero Morales, confiado en que podía salir ileso de todas las
tropelías que cometió para perpetuarse en el poder. El pupilo del ciudadano de
Orinoca no sólo está seguro de su peso político, respaldado por los denominados
movimientos sociales, sino también en que se puede jugar con la economía con
medidas descabelladas que podrían causar verdaderos desastres. Si lo hace, que
no se queje cuando sea el propio líder de los obreros, Juan Carlos Huarachi, el
que le diga lo que tiene que hacer. Lo hizo en 2019 y Morales no tuvo más
remedio que obedecer.