Nicolás Maduro tiene tres opciones y como lo
dijo un viejo sabio, puede terminar desterrado, encerrado o enterrado. Por lo
que ha confirmado la prensa internacional, al dictador venezolano ya le
ofrecieron dejar el país, refugiarse en algún sitio seguro, con la garantía de
que nadie lo va a perseguir y que tampoco habrá consecuencias sobre sus
tropelías. Aparentemente esa fase ya pasó y es cada vez más apoyada la idea de
que pueda darse alguna intervención armada que permita la captura del tirano,
quien se empeña en quedarse a cualquier costo. Esta posibilidad podría contar
con el apoyo de los militares de Venezuela y la prueba es que los jefes leales
a la dictadura están ejecutando una purga nunca antes vista, ante la
desconfianza de que el enemigo pueda estar cerca. De ahì a que le den cristiana
sepultura a Maduro y que le eviten tanto sufrimiento, el camino es muy corto.
Por eso existe una cuarta alternativa y es que lo lleven a un centro
psiquiátrico con camisa de fuerza, pues el autócrata cada vez está más loco. No
sólo ordena encarcelar niños, sino también secuestra camiones, ordena el cierre
de redes sociales y delira con el hecho de que el diablo está en su contra, que
la oposición ha hecho pactos con el demonio y participa en cadenas de oración
con líderes religiosos que le siguen la corriente. Eso nos trae muchos
recuerdos a los bolivianos. En 2019, los seguidores del cocalero se mostraban
orando tomados de la mano, clamando para que las “pititas” se rompan.