Tribuna

Líderes que nacen, crecen y se reproducen en la corrupción

Líderes que nacen, crecen y se reproducen en la corrupción
Alberto De Oliva Maya | Columnista
| 2024-08-27 00:08:00

Se dice que los líderes nacen, no se hacen, y que aquellos realmente efectivos poseen características innatas que los distinguen. Un líder por ascendencia es alguien que, aunque no sea popular ni compartamos sus ideas, ejerce tal influencia que le otorgamos nuestra confianza. Pero también existen quienes nacen con la capacidad innata de guiarnos a la tierra prometida. Y cuando esos seres iluminados emergen, como Evo Morales, ¿qué hacen? Le dicen al pueblo ignorante, pobre y necesitado qué hacer, cómo pensar y, por supuesto, a quién idolatrar. Así que, no importa si no comparten sus ideas; lo importante es que se sometan, porque ellos "logran que las cosas sucedan".

En Bolivia, la ignorancia y los líderes fabricados han predominado durante los últimos 24 años. Esos "líderes" son productos de talleres de ignorancia. ¡Sí! Ignorancia, esa gran amiga de las masas, que se ha aferrado al pueblo boliviano con la misma fuerza que un político a su silla. Lamentablemente, gran parte de la población ha sido abrazada por una ignorancia que les impide identificar a sus verdaderos adversarios. Esta ignorancia frena el desarrollo y provoca que muchos vean como enemigos a aquellos que realmente son sus amigos. Mientras la ignorancia reina, el pueblo no sabe quién es su verdadero enemigo. Así, los bolivianos siguen dando palos de ciego, atacando a los amigos y abrazando a los verdugos. ¡Una estrategia infalible para mantener el status quo!

Un ciudadano que desconoce lo que ocurre a su alrededor vive en las nubes. No tener idea de las cosas o no querer saber lo que ocurre porque le molestan las malas noticias convierte a las personas en ignorantes, presas fáciles de quienes desean mantenerlas en el limbo. Estar a oscuras permite que el ignorante sea guiado por la voluntad de quienes se benefician de su inexperiencia, ingenuidad y apatía.

La ideología del MAS se ha introducido y mantenido como resultado de liderazgos surgidos de las ambiciones de poder de figuras como Tuto Quiroga y Carlos Mesa, o de un gringo-boliviano millonario que, tras una primera gestión presidencial excelente, quiso repetir la experiencia porque el poder le proporcionaba más éxtasis que su propio dinero. Incluso un ex presidente del Tribunal Constitucional de Bolivia cumplió con el mandato de convocar a elecciones para recuperar la democracia en un momento en que esta estaba en decadencia. ¡Cuántos ejemplos de altruismo y servicio al país tenemos, envidiable! (Es ironía, no se la crean).

Desde 2005, mantener a los oprimidos en la ignorancia ha permitido a sus verdaderos opresores moverse con total libertad. Allí donde la ignorancia impide a los marginados deliberar, entender y elaborar ideas, no hay posibilidad de que comprendan la causa de su miseria, ni mucho menos de que puedan analizar la realidad y los problemas para encontrar soluciones. La estrategia del Socialismo del Siglo XXI es clara: aumentar la pobreza, incrementar la ignorancia y proyectar la imagen de un salvador que nació, creció, robó y violó en una sociedad promiscua, abandonada por gobiernos de una élite social que dominó gran parte de la historia de Bolivia.

Desconocer lo que es favorable solo a quienes mantienen al pueblo en la oscuridad posibilita la creación de "líderes" que no son más que artificios producidos por la habilidad de politiqueros engañosos. Y este es el gran peligro que enfrentamos los ciudadanos bolivianos.

En este teatro de lo absurdo, los líderes verdaderos son una especie en peligro de extinción. El verdadero líder debería ser alguien que entienda y defienda los intereses de su gente, alguien que inspire confianza y respeto. Pero, ¡oh, sorpresa!, el único que más o menos cumplió estos requisitos fue Evo Morales, quien, después de un tiempo, se creyó un semidiós y nos demostró que el poder puede convertir a cualquiera en un mitómano autoritario. Gracias al poder, creyó también que le llegaba la sabiduría, la impunidad y una falsa valentía.

Mientras tanto, la oposición boliviana nos ha deleitado con una serie de "líderes" falsos, cuidadosamente fabricados en laboratorios de politiqueros. Esos líderes no son más que marionetas, diseñadas para servir a intereses contrarios a los del pueblo. ¡Qué maravilla verlos en acción, engañando al pueblo con sus caras de hipócritas!

Todos saben que Mesa fue siempre el articulador de la izquierda en Bolivia. Fue quien se comprometió con Chávez para hacer presidente a Evo en 2005 y en 2019 para que volviera el MAS, cerrando su macabra apariencia de opositor, generando una campaña millonaria financiada por el Foro de São Paulo para convertirse en el "Voto Útil", aprovechándose de la ignorancia política de un pueblo cruceño que contribuyó a este fin.

Esta es nuestra realidad actual. Con una oposición basada en los mismos ex candidatos de siempre y un oficialismo dividido entre narcos y corruptos, Bolivia está a la deriva. Es hora de un liderazgo que crea en la libre empresa, en la libertad económica, en la seguridad jurídica y en la generación de riqueza. Porque, al final del día, la única forma de salir de este laberinto de mediocridad es rescatar los valores que los malos líderes se han encargado de enterrar.

Alberto De Oliva Maya | Columnista