Editorial

Otro “remedio” de Arce

Luis Arce ha vuelto a demostrar, una vez más, que no sabe qué hacer con la crisis económica que asola Bolivia. Su reacción frente a los problemas económicos del país...

Editorial | | 2024-09-02 00:10:00

Luis Arce ha vuelto a demostrar, una vez más, que no sabe qué hacer con la crisis económica que asola Bolivia. Su reacción frente a los problemas económicos del país no solo refleja desesperación e incompetencia, sino también una arrogancia peligrosa, típica de los estatistas y socialistas que creen tener la capacidad de controlar cada aspecto de la economía.

Esta vez, el presidente ha dejado entrever la posibilidad de implementar una medida que él denomina “entrega obligatoria de divisas”, una maniobra que, aunque intenta desmarcarse del control de divisas tradicional, no es más que una versión disfrazada del mismo veneno que ya ha arruinado a otras economías.

Arce insiste en que la “entrega obligatoria de divisas” es distinta al control de divisas que ha devastado a países como Argentina y Venezuela. Sin embargo, la esencia de esta propuesta sigue siendo la intervención coercitiva en el mercado, una intervención que, como ya hemos visto en repetidas ocasiones, solo trae consigo mayores distorsiones, especulación y un deterioro aún mayor de la confianza en el sistema financiero.

Esta medida podría terminar siendo peor que la enfermedad que pretende curar. La experiencia nos ha enseñado que cuando los gobiernos intentan controlar de manera directa los flujos de divisas, los resultados son catastróficos: el dólar paralelo se dispara, la incertidumbre se apodera de los mercados, y la imagen del país ante los inversores extranjeros se desmorona.

La propuesta de Arce de crear un “comité de divisas” compuesto por bancos y el sector privado para gestionar la asignación de dólares no es más que una salida simplista y engañosa. La realidad es que en un mercado verdaderamente libre, los actores económicos no necesitan de un comité que les diga cómo y a quién deben vender sus dólares. Este tipo de intervenciones no sólo son innecesarias, sino que además tienden a favorecer a unos pocos en detrimento de la mayoría, especialmente de aquellos que tienen menos recursos y que, en última instancia, son los más afectados por la especulación y las distorsiones que generan este tipo de políticas.

Lo que Bolivia necesita es una política económica coherente y seria, basada en la confianza en el mercado y en la eliminación de barreras que impiden el libre flujo de capitales. Lamentablemente, el gobierno de Arce parece empeñado en repetir los errores del pasado, proponiendo soluciones a medias que solo agravan la crisis en lugar de resolverla.

La historia nos ha mostrado que las medidas de control, ya sea disfrazadas de “entrega obligatoria de divisas” o con cualquier otro nombre, solo llevan a un camino: más pobreza, más desigualdad y más desesperanza. Es hora de que el gobierno deje de lado su arrogancia y empiece a escuchar a los expertos que advierten sobre los peligros de estas políticas. De lo contrario, Bolivia seguirá hundiéndose en una crisis de la que será cada vez más difícil salir.