De todos los paros que ha hecho Santa Cruz, el
que llevará adelante este viernes es el más incierto, pues es extremadamente
improbable que se pueda obtener una respuesta favorable del gobierno que ayude
a revertir el fraude estadístico cometido mediante el censo. ¿Organizar otro
censo? ¿Una auditoría hecha por los mismos “engañifles”? ¿Revisar los datos y
darle un poco más a Santa Cruz para desatar la ira de las otras regiones?
Ninguna de las posibilidades parece viable y eso lo saben los propios impulsores
del paro, quienes han roto una racha de pasividad con una acción prácticamente
estéril. Para colmo, el paro ha tenido lugar un viernes y para cuando
transcurra el fin de semana la opinión pública ya se habrá olvidado del asunto
y los ánimos ya se habrán enfriado. Para el lunes, algún otro globo de ensayo,
una cortina de humo nueva y un flamante show se ocuparán de entretener a los
bolivianos. En este país nadie se aburre y siempre habrá un bufón a mano para
armar barullo.