Si padeces de una enfermedad pulmonar
como el asma, la bronquitis crónica o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva
Crónica (EPOC), la contaminación ambiental puede agravar tus síntomas y
aumentar el riesgo de complicaciones. Sin embargo, con ciertas medidas puedes
reducir los efectos de la contaminación en tu salud.
Lo primero es estar atento a la calidad
del aire en tu entorno. Hoy en día, existen aplicaciones móviles y sitios web
que informan sobre los niveles de contaminación en tiempo real. Si los niveles
son altos, lo ideal es evitar salir de casa, especialmente durante las horas de
mayor tráfico vehicular, cuando la cantidad de contaminantes es mayor. Si es
necesario salir, limita las actividades físicas al aire libre, ya que al hacer
ejercicio inhalas más aire y, por ende, más partículas contaminantes.
Cuando debas salir, usa una mascarilla de
alta calidad con filtro, como las N95, que son eficaces para filtrar partículas
pequeñas, las más dañinas para los pulmones. Si bien no todas las mascarillas
comunes protegen contra gases tóxicos, pueden reducir la exposición a
partículas sólidas y líquidas que empeoran los síntomas respiratorios.
En casa, también es importante tomar
precauciones. Mantén los espacios ventilados, pero si los niveles de
contaminación exterior son altos, cierra las ventanas y utiliza purificadores
de aire con filtros adecuados, que eliminan una gran cantidad de contaminantes
del aire interior. Asegúrate de que los filtros de la calefacción o aire
acondicionado estén limpios y en buen estado, ya que de lo contrario podrían
recircular partículas dañinas en tu hogar.
Es fundamental que sigas estrictamente el
tratamiento médico que te hayan prescrito. Lleva siempre contigo inhaladores,
broncodilatadores o cualquier medicamento necesario para controlar los
síntomas. Durante los picos de contaminación, los síntomas pueden empeorar, por
lo que tener acceso rápido a tus medicinas puede evitar complicaciones graves.
Además, mantener una dieta equilibrada
rica en antioxidantes, como las vitaminas C y E, provenientes de frutas,
verduras y frutos secos, ayuda a tu cuerpo a combatir los radicales libres
generados por la exposición a contaminantes. La hidratación es clave, ya que el
agua facilita la eliminación de toxinas del organismo.
Finalmente, reduce tu exposición a la
contaminación en la medida de lo posible. Si es viable, evita vivir cerca de
zonas industriales o carreteras con alto tráfico. Sal a la calle en momentos de
menor contaminación, como temprano en la mañana o después de la lluvia, cuando el
aire suele estar más limpio.
Con estas precauciones, puedes minimizar el impacto de la contaminación ambiental y cuidar mejor tus pulmones, que ya son vulnerables debido a tu condición médica.