La confrontación entre las dos facciones del
MAS ha entrado en su fase más crítica y decisiva: el control de las calles
mediante el uso de la violencia. Esto quedó demostrado este martes frente a la
Asamblea Legislativa, donde los seguidores de Luis Arce y los simpatizantes del
cocalero Morales se enfrentaron a golpes. Los "arcistas", liderados
por la Central Obrera Boliviana (COB), intentaron tomar el parlamento para
presionar a los congresistas del bando opositor a aprobar los créditos que el gobierno
requiere para mitigar la crisis económica. Además de la aprobación de los
préstamos, están en juego otras decisiones cruciales, como el control del MAS y
la selección del candidato oficialista para las elecciones de 2025. Las vías
institucionales y democráticas se han agotado y están estancadas, tanto en el
Tribunal Supremo Electoral como en el Tribunal Constitucional. Solo queda el
método que tradicionalmente ha resuelto los conflictos en Bolivia y que el MAS
ha consolidado como un mecanismo de acceso y perpetuación en el poder. Los
enfrentamientos recientes podrían convertirse en una constante en los próximos
meses.