Este año, el pabellón de Estados Unidos en la Feria Internacional ha decidido rendir homenaje a una de sus facetas más icónicas y fundamentales: su corazón agrario. Lejos del bullicio de las grandes metrópolis, los estados de Illinois, Wisconsin, Michigan, Kansas, Nebraska, Iowa, Dakota e Indiana se presentan como los verdaderos bastiones de la agricultura estadounidense, regiones donde el cultivo de granos y la producción agropecuaria forman la columna vertebral de la economía local y nacional.
El pabellón ha sido diseñado para transportar a los visitantes al vasto y fértil paisaje del Medio Oeste, una región que no solo produce gran parte de los alimentos que consumen los estadounidenses, sino que también preserva un estilo de vida tradicional y una rica herencia cultural. En estos estados, la vida rural está marcada por el trabajo en el campo, pero también por la música folk, el country y los espectáculos típicos que celebran las costumbres de la vida rural.
Illinois, conocido como el "granero del mundo" y Wisconsin, con su tradición lechera, encabezan la representación, seguidos por Michigan, cuyas tierras fértiles permiten una diversa producción agrícola. Kansas y Nebraska, conocidos como los gigantes del trigo, muestran la importancia de la agricultura a gran escala, mientras que Iowa e Indiana destacan por su producción de maíz y soya, fundamentales en la dieta y la industria estadounidense.
Más allá de la agricultura, el pabellón explora cómo estas regiones han moldeado una cultura rica y variada. La música country, por ejemplo, no es solo un género musical en estos estados; es una forma de vida que relata las historias de las comunidades rurales, sus alegrías, desafíos y triunfos. Los espectáculos de rodeo y las ferias de ganado, también presentes en la muestra, permiten a los visitantes experimentar de cerca las tradiciones que se mantienen vivas en el corazón de Estados Unidos.
En un país donde las ciudades suelen acaparar la atención, este pabellón recuerda que el alma de Estados Unidos también reside en sus vastos campos y en las comunidades que los habitan. Al rescatar y celebrar el país agrario, Estados Unidos reafirma la importancia de su corazón rural, no solo como un motor económico, sino como un elemento esencial de su identidad y patrimonio cultural.
