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EMAPA: el estado es un mal empresario

EMAPA: el estado es un mal empresario
Jhonny Varga | Politólogo y docente de Postgrado
| 2024-10-10 07:02:21

En esta crisis económica, la única entidad que parece prosperar es EMAPA (Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos). Los únicos que realmente se benefician son los parásitos y testaferros del Estado-empresario. Jorge Silva y Franklin Flores, burócratas que se han corrompido en el ejercicio arbitrario del poder, no muestran objetividad ni creatividad en sus decisiones. En lugar de servir al bien común, lucran con las necesidades y el sufrimiento de la gente más humilde, comportándose como empresarios más que como servidores públicos.

Max Weber advertía sobre las consecuencias de la burocracia empresarial, señalando que puede conducir a la ineficiencia y la corrupción, tal como ocurre en EMAPA.

La codicia y el afán monopolizador del Estado-empresario, que busca controlarlo todo, dejan en evidencia que quienes promueven el colectivismo y la "patria grande" no están capacitados para liderar un país. Es el interés egoísta, disfrazado de intervencionismo estatal, el que impulsa al gobierno a intervenir en la economía. EMAPA, que importa y distribuye alimentos de primera necesidad (arroz, harina, fideos, carnes, etc.), actúa bajo una suerte de libertad de empresa estatal: sin competencia, ofrece productos de peor calidad y a mayor precio. En cambio, una iniciativa privada, al gestionar eficientemente sus recursos, puede ofrecer mejores productos y servicios a precios más bajos.

En las empresas públicas deficitarias, como EMAPA, se refleja el interés personal del gerente corrupto y la comodidad del productor que vende a la empresa estatal.

Esto alimenta un círculo vicioso de especulación y corrupción, donde los intermediarios y administradores corruptos se vuelven aún más inescrupulosos.

Pero el MAS (Movimiento al Socialismo) parece no entender las leyes del mercado, como la oferta y la demanda. Los consumidores bolivianos, en su necesidad de acceder a productos de primera necesidad, recurren a EMAPA, pero esto no significa que el modelo de comercialización estatal sea el adecuado para la población necesitada. Los precios solo se mantienen estables cuando la oferta no excede la demanda, pero las malas políticas económicas del gobierno han matado la producción alimentaria en Bolivia, afectando gravemente la seguridad alimentaria y provocando un aumento indiscriminado de precios que golpea a los consumidores.

No debemos olvidar que la sombra de la corrupción siempre ha estado sobre EMAPA, como una espada de Damocles. Desde sus inicios, la empresa ha sido objeto de investigaciones por legitimación de ganancias ilícitas. Casos como el del maíz subvencionado a granjas inexistentes y el pago a exfuncionarios que no cumplían funciones desde hacía un año, son solo algunos ejemplos de las muchas irregularidades. EMAPA se ha convertido en una revendedora de abarrotes, derrochando los escasos recursos del país.

¿Por qué el Estado es un mal empresario? Porque, al financiar estas empresas con dinero del contribuyente, el gobierno dispone de recursos casi ilimitados para mantener a flote a empresas públicas como EMAPA, incluso cuando operan en pérdidas. Esto no sucede en el sector privado, donde la gestión eficiente de recursos es esencial para sobrevivir. En el ámbito estatal, la falta de responsabilidad en el uso de recursos humanos, materiales y financieros permite que empresas públicas continúen drenando las arcas del Estado. En un régimen dictatorial como el actual, las empresas públicas son utilizadas para beneficio propio de los gobernantes y sus aliados.

Además, las empresas públicas no compiten en igualdad de condiciones con las privadas. No existe una competencia justa, lo que resulta en una competencia desleal e inmoral. Por estas razones, el Estado es un pésimo empresario y un mal administrador.

En el futuro, EMAPA colapsará y causará un grave daño económico al Estado debido a su ineficiencia burocrática y corrupción en aumento. Bajo el régimen del MAS, la corrupción, el interés por el dinero, la indisciplina y la irresponsabilidad de personas como Flores y Silva serán las responsables de estos males. Las prácticas corruptas deben ser siempre reprobadas, denunciadas y combatidas, no solo por el gobierno de turno, sino también por la sociedad en su conjunto, incluidas aquellas que ocurren en el sector privado. Nadie está a salvo de caer en las garras de la corrupción.

Los actos de corrupción en EMAPA, en muchos casos, son consecuencia de fallos en la administración de recursos humanos, en los sistemas de operación, control y contratación estatal. A esto se suman las deficiencias en el marco normativo y el relajamiento de los controles en las sucursales de EMAPA a nivel nacional. Esta empresa estatal solo beneficia a la parasitocracia mediante prebendas y privilegios. (Jhonny Vargas es politólogo y docente de posgrado.)

Jhonny Varga | Politólogo y docente de Postgrado