Internacional

El humo, un enemigo que no perdona

Cómo el humo del tabaco, la leña y la contaminación urbana deterioran nuestros pulmones y qué medidas tomar para protegerlos.

La exposición al humo representa un riesgo serio para la salud pulmonar.
Internacional | Aníbal Romero Sandoval | 2024-10-13 17:59:00

La exposición al humo, ya sea del cigarrillo, la leña o la contaminación ambiental, representa un riesgo serio para la salud pulmonar. Los pulmones, órganos delicados responsables de oxigenar la sangre y eliminar el dióxido de carbono, son vulnerables a los gases tóxicos y partículas finas presentes en el aire contaminado. Estos agentes dañinos, al ser inhalados, pueden comprometer su estructura y función de manera irreversible.

Uno de los efectos inmediatos más conocidos es la irritación de las vías respiratorias. Las sustancias químicas presentes en el humo generan inflamación en la mucosa respiratoria, aumentando la producción de moco y provocando síntomas como tos persistente, opresión en el pecho y dificultad para respirar. Con el tiempo, esta irritación crónica puede desencadenar enfermedades respiratorias graves como la bronquitis crónica y el enfisema, ambas incluidas en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).

El humo del tabaco es especialmente nocivo, ya que contiene más de 7,000 sustancias químicas, al menos 70 de ellas cancerígenas. La exposición prolongada al humo del cigarrillo incrementa drásticamente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, responsable del 85% de los casos en fumadores. No solo los fumadores activos están en peligro; los fumadores pasivos, aquellos que inhalan el humo de segunda mano, también enfrentan un riesgo significativo de padecer enfermedades graves.

El humo de leña, utilizado comúnmente en zonas rurales, también afecta gravemente la salud pulmonar. Las partículas finas resultantes de la combustión de biomasa penetran profundamente en los pulmones, dañando los alvéolos, las estructuras encargadas del intercambio de gases. Esto aumenta el riesgo de neumonía, asma y otras infecciones respiratorias, condiciones que pueden ser mortales en comunidades sin acceso adecuado a atención médica.

Por otro lado, la contaminación del aire urbano, derivada del tráfico vehicular e industrias, también pone en riesgo la salud de la población. Las partículas y gases tóxicos presentes en el aire urbano incrementan la incidencia de enfermedades respiratorias, especialmente entre los niños, ancianos y personas con afecciones preexistentes.

La prevención es esencial. Evitar el consumo de tabaco, utilizar métodos de cocción más limpios y apoyar políticas que reduzcan la contaminación ambiental son acciones fundamentales para preservar la salud pulmonar. Cuidar los pulmones es crucial para mantener una buena calidad de vida y prevenir enfermedades potencialmente mortales.