Editorial

Sobreprotegidos

Si tuviera libertad para elegir, el ciudadano promedio en Bélgica, Francia o Suecia podría acceder a mejores escuelas y hospitales con mucho menos dinero del que actualmente se les cobra en impuestos.

Editorial | | 2024-10-20 08:33:28

Toda forma de estado es perjudicial para los individuos, incluso los sacrosantos estados europeos, que supuestamente brindan todo "gratis", como la salud, la educación y una variedad de servicios de alta calidad. Una auditoría básica revelaría una realidad completamente distinta, especialmente en aquellos países donde se confisca hasta el 50% de los ingresos del contribuyente para mantener el sistema social más oneroso del mundo.

Si tuviera libertad para elegir, el ciudadano promedio en Bélgica, Francia o Suecia podría acceder a mejores escuelas y hospitales con mucho menos dinero del que actualmente se les cobra en impuestos. Además, es un mito que la educación en Europa sea de alta calidad. Si así fuera, esos países liderarían en crecimiento económico, tendrían más universidades destacadas a nivel mundial y no serían los estadounidenses, sino ellos, los dueños de las empresas más valiosas e innovadoras del planeta.

La realidad es que Europa enfrenta serios problemas, no solo porque su estado de bienestar es insostenible y los está conduciendo a la decadencia, sino porque el estatismo imperante genera conformismo y desincentiva la innovación, la productividad y la generación de riqueza. Es una cultura de dependencia que no concibe la vida sin la intervención estatal y las regulaciones.

En Bolivia, especialmente en el occidente, este fenómeno es aún más acentuado. Los europeos son dueños de un pasado glorioso que todavía les deja rentas por cobrar, mientras en la Bolivia andina no sólo se depende completamente del Estado, sino también del extractivismo, dos factores que concentran de manera exagerada el poder y la riqueza en pocas manos, limitan la participación social y frenan el crecimiento.

En Santa Cruz, la situación es diferente: cada quien debe buscarse la vida por su cuenta y afortunadamente, la ausencia de minería y del estado, ha permitido mayor diversificación económica, más inversión privada, tecnología y todos los elementos que promueven la prosperidad y el crecimiento.

Por si fuera poco, tenemos un gobierno socialista que no ha hecho más que exacerbar los problemas que empobrecen al occidente. Cada día, el régimen inaugura alguna planta estatal y la gente aplaude, convencida de que el estado los aprecia y adula, mientras ignora a los odiados cruceños cuando se trata de inversiones públicas. A ellos les pasa como a los niños sobreprotegidos. Los padres creen que lo hacen bien y el chico se siente de lo mejor, cuando en los hechos lo único que hacen es debilitar a esas pobres criaturas, castrarlas y condenarlas para siempre al fracaso, a la baja autoestima y la dependencia. Si no tuvieran las mentes tan perturbadas, las regiones del ande deberían ser las más opositoras al MAS y no al revés.

En Santa Cruz, la situación es diferente: cada quien debe buscarse la vida por su cuenta y afortunadamente, la ausencia de minería y del estado, ha permitido mayor diversificación económica, más inversión privada, tecnología y todos los elementos que promueven la prosperidad y el crecimiento.