Editorial

Bolivia se suicida

Los bloqueos actuales, protagonizados por sectores fines a Evo Morales, no tienen como objetivo reivindicar derechos legítimos, sino proteger a un líder acusado de delitos graves, entre ellos el abuso sexual a menores.

Editorial | | 2024-10-21 06:49:16

Bolivia atraviesa una de las peores crisis de su historia reciente, con bloqueos que no sólo profundizan el desabastecimiento de alimentos y combustible, sino que revelan un desgarrador panorama de inacción y complicidad gubernamental.

Los bloqueos actuales, protagonizados por sectores fines a Evo Morales, no tienen como objetivo reivindicar derechos legítimos, sino proteger a un líder acusado de delitos graves, entre ellos el abuso sexual a menores. En lugar de buscar justicia, estos movimientos extorsionan a la nación, provocando caos y desangrando una economía ya debilitada.

Los bloqueos no solo paralizan la distribución de combustibles, sino que también están comenzando a vaciar los bolsillos de los ciudadanos. La falta de diésel y gasolina está generando largas filas en las estaciones de servicio, mientras que el transporte público y de mercancías queda varado en las carreteras. Los alimentos básicos, como la carne, el arroz y las verduras, escasean en los mercados, y algunos productos han duplicado sus precios, elevando la inflación y agudizando el malestar social.

Luis Arce ha demostrado ser incapaz de imponer el orden y garantizar el respeto a las leyes. La pasividad agrava la ya precaria situación económica y amenaza con llevar al país al borde del colapso. Sectores clave como el transporte pesado, cuyo trabajo es fundamental para la distribución de bienes, han sido los primeros en alzar la voz ante la falta de acción. Lo paradòjico es que los transportistas quieren iniciar otro bloqueo contra el cocalero Morales, lo que significarìa literalmente el suicidio del país.

Los bloqueos impiden el libre tránsito de más de 500 camiones cisterna cargados con combustible, lo que ha llevado a la escasez en las principales ciudades. Surtidores vacíos, largas filas y la incertidumbre de no saber si habrá gasolina o diésel para el transporte público, son solo algunos de los efectos visibles.

A pesar de que la ley otorga el poder para garantizar el orden y proteger los derechos de los ciudadanos, Arce parece más interesado en evitar confrontaciones políticas con el sector evista que en defender a la población de las consecuencias de este caos. Los bloqueos no son simples actos de protesta; son crímenes que ponen en riesgo la estabilidad de un país entero.

Los sectores económicos y sociales no tardarán en reaccionar con fuerza. El transporte pesado ha advertido con realizar "contrabloqueos" para exigir soluciones y recuperar el libre tránsito en las carreteras. No es descabellado pensar que otros sectores sigan su ejemplo, sumándose a las protestas en rechazo no solo a los bloqueos de los evistas, sino también a la inacción de un gobierno que se desmorona ante la presión interna.

Bolivia parece estar avanzando hacia el desastre total. En lugar de enfrentar sus problemas estructurales y solucionar las demandas de la población, el país se enreda en un suicidio colectivo, donde la lucha política y los intereses personales prevalecen sobre el bienestar de la mayoría. Si no se actúa con urgencia, los bloqueos y la falta de liderazgo nos llevarán al colapso definitivo.