En 2006, había gente que se jactaba de haber votado por Evo Morales. Un año antes no lo hubieran hecho, pero una vez en el poder lo decían abiertamente y detrás de esa confesión se podía percibir un gesto de revanchismo, en la misma sintonía del slogan del cocalero: “ahora es cuando”, una expresión muy boliviana que significa más o menos “es la hora de aprovechar” o “le meteremos”, como bien lo repetía Morales. “Hay que echarle nomás”, diría otro personaje cruceño, de la misma talla moral del amo del Chapare.
Cuando nos referimos a esos que se felicitaban de haber elegido al que -ya se sabía-, era el mayor proveedor de materia prima del narcotráfico y un férreo defensor de la economía de la cocaína, no estamos hablando de campesinos, indígenas o cualquier otro sector identificado con Evo Morales por lazos de origen, sino de gente con buen nivel educativo, personas de clase media, universitarios, profesionales, etc. En la “ínclita” La Paz, el cocalero llegó a obtener hasta el 80 por ciento de votación, mucho después de haber conocido sus múltiples abusos y cuando ya se sabía que era un corrupto, un protector de narcos y muy afecto a las niñas.
Muchas de esas personas votaron en el 2020 por Luis Arce, de otra forma no hubiera ganado con una votación tan abultada. Estamos hablando de una elecciòn del cocalero, no para hacer bien las cosas ni para restituir la democracia, sino para seguir sus pasos, tal como lo ha estado haciendo Arce en estos cuatro años y, obviamente, para cuidarle el asiento, recado que no parece haber cumplido, aunque no todo está dicho y todavía hay muchos que aseguran que esta pelea es “de mentiritas”.
El hecho es que en el 2020 se inclinaron por el MAS, sabiendo que, además de todo lo mencionado, este régimen nos estaba conduciendo a un desastre econòmico sin precedentes y que no haría nada por evitarlo, pues el objetivo central es allanar el camino hacia la dictadura y eso es màs fácil cuando la gente está hambrienta y sin otra alternativa más que extenderle la mano al estado. Lo está consiguiendo: hoy los paceños y cochabambinos ya no comen pollo ni carne de res si no es con la ayuda del gobierno y para conseguir gasolina y diésel hay que implorarle a las autoridades como quien le ruega a un santo por un milagro.
Hasta un líder tan ilustre como Fidel Castro tendría que haber felicitado a Evo Morales, pues él tuvo que recurrir a la lucha armada para conquistar el poder y durante toda su trayectoria jamás se le conocieron rasgos tan oscuros como los del cocalero, que, pese a ello sigue controlando este país, al gobierno a Luis Arce, a los militares, a la policía, a la justicia y a la gente, que se mantiene inerme frente al desastre que está causando en estos días en el país con los bloqueos.
El cocalero ha salido a felicitar a los bloqueadores por haber emboscado y provocado la huida de los policías, uno de los cuales perdió una pierna por una explosión de dinamita. No puede menos que jactarse por haber logrado la mayor degradación moral que se haya producido en Bolivia y lo más sorprendente es que lo ha hecho con el apoyo de los bolivianos. Eso merece una felicitación.
El cocalero ha salido a felicitar a los bloqueadores por haber emboscado y provocado la huida de los policías, uno de los cuales perdió una pierna por una explosión de dinamita. No puede menos que jactarse por haber logrado la mayor degradación moral que se haya producido en Bolivia y lo más sorprendente es que lo ha hecho con el apoyo de los bolivianos. Eso merece una felicitación.