La carretera Santa Cruz-Yacuiba no está bloqueada, por lo que se puede llegar fácilmente hasta territorio argentino y viceversa. Tampoco está cerrada la circulación hacia Paraguay, el otro proveedor de combustible de Bolivia; sin embargo, desde hace días, las filas para comprar gasolina son interminables en Santa Cruz, debido a que YPFB ha reducido a menos de un tercio la provisión de carburantes a los surtidores cruceños. El problema para adquirir diésel ya era crónico y la falta de gasolina ha incrementado el caos y la desesperación, pues ni siquiera el transporte público tiene suficiente para circular con normalidad y los propietarios de vehículos particulares pasan más tiempo esperando el combustible que haciendo sus tareas cotidianas. El gobierno insiste en que todo es culpa de los bloqueos, pero eso no es cierto; la verdadera respuesta la tienen los choferes de más de cien cisternas que esperan en la refinería de Zárate, Buenos Aires, donde están aguardando el pago del gobierno boliviano para cargar combustible. En eso, Evo Morales y Milei tienen razón: “no hay plata”.