El presidente de EE UU, Joe Biden, ha indultado en la noche de este domingo a su hijo Hunter, pese a sus reiteradas promesas de no utilizar los poderes extraordinarios del cargo en beneficio de sus familiares. Con el perdón presidencial, Hunter Biden se evita una posible pena de prisión por delitos federales al mentir en la declaración de antecedentes y comprar y poseer ilegalmente un arma de fuego, y también queda exonerado de su admisión de culpabilidad en los nueve cargos por fraude fiscal que se le imputaban.
La gracia de Biden se produce apenas mes y medio antes de la llegada a la Casa Blanca del republicano Donald Trump, que ha calificado la clemencia de “error judicial” y señalado a los encarcelados por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, en un mensaje publicado en Truth Social nada más conocerse el indulto presidencial. “¿Incluye el indulto concedido por Joe a Hunter a los rehenes del 6 de enero, que ya llevan años encarcelados? ¡Menudo abuso y error judicial!”, ha escrito el republicano.
El presidente demócrata había dicho anteriormente que no indultaría a su hijo ni conmutaría su pena en los procesos instruidos contra él en Delaware y California. En unas semanas, Hunter Biden esperaba la lectura de la sentencia tras su condena en el caso de compra y posesión ilegal de un revólver —la primera vez que el vástago de un presidente se sentaba en el banquillo—, pues en el segundo proceso, con su declaración de culpabilidad por cargos fiscales, evitó ir a juicio. Pero la inminente llegada a la Casa Blanca de Trump, con su intención de purgar a los que considera enemigos internos, incluidos los políticos, podría haber hecho cambiar de opinión a Biden en la recta final de su mandato.
Más recientemente, el pasado 8 de noviembre —tres días después de la rotunda victoria de Trump en las urnas—, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, descartó un indulto u otro tipo de clemencia para el menor de los Biden, diciendo: “Nos han hecho esa pregunta en múltiples ocasiones. Nuestra respuesta se mantiene, y es no”.
Pero en un comunicado difundido esta noche, al término de un largo fin de semana festivo en EE UU, Biden explica su contradicción. “Hoy he firmado el indulto para mi hijo Hunter. Desde el día en que asumí el cargo, dije que no interferiría en la toma de decisiones del Departamento de Justicia, y he mantenido mi palabra incluso mientras veía cómo mi hijo era procesado de forma selectiva e injusta”, dice Biden, alegando que el procesamiento de Hunter, el único hijo vivo de su primer matrimonio, tuvo motivaciones políticas —el mismo alegato de Trump con respecto a sus imputaciones— y fue un “error judicial”. “Los cargos en sus casos surgieron sólo después de que varios de mis oponentes políticos en el Congreso los instigaran para atacarme y oponerse a mi elección”, añade el comunicado. “Ninguna persona razonable que analice los hechos de los casos de Hunter puede llegar a otra conclusión que no sea que Hunter fue señalado sólo porque es mi hijo”.
“Espero que los estadounidenses entiendan por qué un padre y un presidente han llegado a esta decisión”, añade Biden, que afirma haberla tomado este fin de semana. El presidente ha pasado las vacaciones de Acción de Gracias en Nantucket (Massachusetts) con Hunter y su familia, con quienes se le ha podido ver de compras en una librería y saludando a vecinos en las calles. “Esta es la verdad: creo en el sistema judicial, pero a medida que he luchado con esto, también creo que la cruda política ha infectado este proceso y ha llevado a un error judicial. Una vez tomada la decisión este fin de semana [de indultar a Hunter] no tenía sentido retrasarlo más”, concluye.
Con la gracia, culmina una larga peripecia legal para el hijo del presidente, que reveló públicamente que estaba bajo investigación federal en diciembre de 2020, un mes después de la victoria de su padre en las elecciones presidenciales en las que se impuso a Trump. El pasado mes de junio, el mandatario demócrata descartó categóricamente un indulto o posible conmutación de pena para su hijo, al declarar a los periodistas mientras su hijo se sentaba en el banquillo en Delaware, arropado por su madre, la primera dama, Jill Biden: “Me atengo a la decisión del jurado. Lo haré y no le indultaré”. La condena fue un varapalo para la carrera electoral del demócrata, que dos semanas después se vio tocada y definitivamente hundida tras su mal desempeño en el debate televisado con Trump.
La turbulenta biografía de Hunter Biden es en buena medida responsable de la sentencia de culpabilidad. El vástago del presidente presentó una declaración escrita de antecedentes “en la que certificaba que no era consumidor ilícito ni adicto a ningún estimulante, estupefaciente ni ninguna otra sustancia, cuando en realidad, como él sabía, dicha declaración era falsa y ficticia”, sostuvo la fiscalía, porque su adicción a las drogas era de sobra conocida. El fiscal lo acusó de dos delitos por esas falsedades (uno por los datos falsos del formulario y otro por mentir al vendedor del arma) y de un tercero por la posesión posterior del arma, que también era ilegal por sus reconocidas adicciones.
El comunicado del presidente subraya que las adicciones de Hunter le convirtieron en un blanco fácil de los republicanos. “Ha habido un esfuerzo para quebrar a Hunter, que lleva cinco años y medio sobrio, incluso frente a ataques implacables y una persecución selectiva. Al tratar de quebrar a Hunter, han tratado de quebrarme a mí, y no hay razón para creer que esto se detendrá aquí. Ya basta”, concluye el comunicado. Hunter cayó en una espiral autodestructiva de alcohol y drogas tras la muerte de su hermano mayor, Beau, en 2015 por un tumor cerebral.
Además del caso del arma y del fraude fiscal, Hunter Biden ha servido de ariete a los republicanos para arremeter políticamente contra su padre por sus negocios en Ucrania, con la gasista estatal Burisma, y en China, en la época en que el demócrata era vicepresidente de Barack Obama. Su actividad empresarial ha sido objeto de escrutinio por la oposición republicana durante años. No se han encontrado pruebas de que Joe Biden interviniera en ellos ni nada que haga pensar en un posible conflicto de intereses, pero eso no impidió que en septiembre de 2023 el entonces presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, ordenara abrir una investigación formal como paso previo a un posible proceso político (impeachment) al presidente.