Editorial

La maquinaria del odio

Durante los 14 años del reinado de Evo Morales, el Chapare se convirtió en el mimado del régimen, pues el cocalero soñaba con que el trópico cochabambino le haga competencia a Santa Cruz...

Editorial | | 2024-12-09 01:27:00

Durante los 14 años del reinado de Evo Morales, el Chapare se convirtió en el mimado del régimen, pues el cocalero soñaba con que el trópico cochabambino le haga competencia a Santa Cruz como motor de la economía nacional. Le construyó aeropuertos, fábricas, enormes plantas industriales, carreteras, instalaron servicios básicos en todos lados, coliseos y toda la infraestructura necesaria para crear un nuevo polo de desarrollo. Nada de eso sirvió, pues el estado es un pésimo planificador y mucho peor cuando se trata de administrar. La región adulada sigue siendo un nido de narcos, cuya actividad aporta muy poco al desarrollo integral de sus bastiones. Si sucediera lo contrario, Sinaloa sería Nueva York y Ciudad Juárez, París.

Con un odio todavía mayor a Santa Cruz, Luis Arce también tiene su adulado. El exministro de economía, coautor del mayor desastre que se haya visto en Bolivia, está volcando una enorme cantidad de recursos públicos en el departamento de La Paz, entre ellos una gigantesca planta de procesamiento de cereales y un complejo avícola que le costará al país casi 90 millones de dólares, un despilfarro irracional que llega cuando estamos amenazados por una crisis humanitaria sin precedentes.

Tal como sucedía con el Chapare, Arce cree que les hace un favor a los paceños con semejantes emprendimientos, que en pocos años quedarán en el olvido o como simples elefantes blancos, como pasó con el ingenio azucarero San Buenaventura. Tarija y el Chaco también son ejemplos de que la mano del Estado perjudica en lugar de beneficiar, atrasa en vez de promover el desarrollo, pues inhibe la creatividad de la gente y fomenta la pasividad. No hay manera de innovar ni de promover la producción en un espacio dominado por la corrupción y la mediocridad.

En contrapartida, todo el odio que Arce lleva en sus venas no le alcanza para darse cuenta de que Santa Cruz no se perjudica con todas las medidas que cada día le salen de la galera, sino todo lo contrario. Si dieran resultado todas las medidas que ha ideado el centralismo paceño durante toda la historia para destruir a los cruceños, el departamento estaría peor que Potosí o Chuquisaca, por citar los distritos más pobres del país. Pero ha sucedido todo lo contrario y así va a seguir sucediendo en tanto se mantiene la hostilidad.

¿O es que piensa Arcecito que sus ataques, sus prohibiciones y todo el arsenal que seguramente tiene preparado contra Santa Cruz van a asustar a los cruceños y a todos los que habitan la región? ¿Dejarán de sembrar, de producir, innovar y buscar la forma de mantener la marcha de esta locomotora imparable, que además de alimentar su propio desarrollo, hace posible que el resto de Bolivia se mantenga vivo? Precisamente, si los paceños fueran “vivos”, no deberían permitir tanto “adulo” de Arce. Les conviene más que los odie y que se lleve sus millones a otra parte.

Todo el odio que Arce lleva en sus venas no le alcanza para darse cuenta de que Santa Cruz no se perjudica con todas las medidas que cada día le salen de la galera, sino todo lo contrario. Si dieran resultado todas las medidas que ha ideado el centralismo paceño durante toda la historia para destruir a los cruceños, el departamento estaría peor que Potosí o Chuquisaca