La administradora de la policía antidrogas de Estados Unidos (DEA), Anne Milgran, le dio la bienvenida al ex jefe de la lucha contra el narcotráfico en Bolivia, Maximiliano Dávila, con una afirmación que podría complicarle la vida, a no ser que decida cooperar. La funcionaria dijo que el oficial que actuó bajo las órdenes de Evo Morales, convirtió a la policía boliviana en una máquina de traficar cocaína y para ello no dudó en usar hasta ametralladoras para proteger el delito. Milgram también le envió un mensaje a todos los que podrían estar involucrados en Bolivia y que se sienten seguros dentro de lo que abiertamente es un narcoestado que, por cierto, sigue gozando de excelente salud. Dijo que su misión es continuar persiguiendo criminales, sin importar dónde estén ni el rango que ostenten. “Ningún funcionario corrupto es intocable”, dijo la jefa de la DEA, una organización que suele priorizar a los peces gordos. Sin lugar a dudas, Dávila no es su objetivo de fondo y por eso mismo su mensaje va dirigido hacia otros actores.