El exitoso empresario boliviano, radicado en los Estados Unidos de Norteamérica, Marcelo Claure, está convencido de que las elecciones primarias abiertas constituyen la super encuesta ciudadana. No es la primera vez que se habla de primarias abiertas. Varias agrupaciones, plataformas y partidos políticos, hace tiempo tenían previsto conformar el “bloque de unidad” para enfrentar al MAS en las próximas contiendas electorales. El objetivo era lograr una sola candidatura presidencial y vicepresidencial. Carlos Mesa presentó un proyecto de ley en este sentido para promover además la democratización de los partidos, y establecer una candidatura de unidad de la oposición.
El Comité Pro Santa Cruz, igualmente, ha buscado conformar un solo bloque; sin embargo, los potenciales candidatos siempre alegan tener el legítimo derecho de terciar en las elecciones, se consideran presidenciables y de yapa ganadores. Es cierto que ni las plataformas ciudadanas, que se consideran “apolíticas” y proclaman neutralidad, han logrado unirse porque cada una tiene su propia visión de la unidad y de la realidad.
El bloque único debería facilitarse porque entre los candidatos y sus ofertas electorales no existen grandes diferencias pragmáticas, menos ideológicas. Y entonces ¿cuál es el problema? Todos quieren gobernar, y proclaman tener la fórmula mágica para resolver los mayúsculos problemas nacionales. Quién es quién para pedir que renuncie quién… primero es Bolivia, coinciden todos. Las primarias abiertas forzarían la escurridiza unidad ya que no existiría más que una candidatura opositora. En la Argentina, por ejemplo, existen las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), en donde eligen a sus candidatos, y mide las preferencias del electorado.
Las primarias “cerradas”, se llevan a cabo con todas las y los militantes y al interior de los partidos políticos y las alianzas registradas en el padrón electoral. La Ley de Organizaciones Políticas boliviana debe reconocer, igualmente, las elecciones primarias “abiertas”, de modo que en el proceso eleccionario puedan intervenir todos los ciudadanos sin necesidad de estar inscrito en un partido o agrupación ciudadana.
La referida Ley sólo reconoce las elecciones primarias cerradas para designar a los candidatos a presidente y vicepresidente del Estado. Los partidos políticos o alianzas reconocidas y vigentes elegirán a su binomio en un proceso electoral primario, obligatorio y simultáneo que será convocado por el tribunal supremo electoral 120 días antes de la emisión de la convocatoria para las elecciones generales, con participación exclusiva de la militancia de las organizaciones políticas. Los partidos políticos y las alianzas tendrán que inscribir uno o más binomios ante el tribunal supremo electoral, hasta sesenta días antes de las elecciones primarias. Y estarán habilitados para participar en esas elecciones todas las y los militantes de los partidos políticos y de las alianzas que estén registrados en el padrón de la organización política a la que pertenecen.
La Constitución establece que el tribunal supremo electoral es el responsable de organizar, administrar y ejecutar los procesos electorales y proclamar sus resultados, incluyendo el proceso eleccionario de las primarias en los partidos políticos y alianzas que lleguen a conformarse y empadronarse. Y que la elección interna de las dirigentes y los dirigentes y de las candidatas y los candidatos de las agrupaciones ciudadanas y de los partidos políticos, serán reguladas y fiscalizadas por el Órgano Electoral Plurinacional, que garantizará la participación igual de hombres y mujeres (artículos 26 y 210).
Las primarias abiertas permitirían, además, que el ciudadano pueda ejercer su derecho político de postularse a cargos públicos, como senador, alcalde, concejal, asambleísta, etc. La Ley tiene que reglamentar y desarrollar (en mejores condiciones) el artículo 26 de la Constitución, cuando establece que “todas las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho a participar libremente en la formación, ejercicio y control del poder político, directamente o por medio de sus representantes, y de manera individual o colectiva”.
El proceso eleccionario abierto garantizaría no solo la democracia, la alternabilidad, la conformación de bloques y la renovación obligada de liderazgos, sino también erradicaría el caudillismo, el autoritarismo y la dispersión del voto. Marcelo Claure parece decidido a patrocinar no solo la unidad de la oposición sino también a convertirse en un actor fundamental de la próxima contienda electoral.
● Jurista y autor de varios libros.