Pese a que ya existe una acusación formal y que también se ha librado mandamiento de apremio contra el cocalero Morales, acusado de abuso de una joven menor de edad (una de tantas), todavía existe incredulidad en la opinión pública, que no cree que se vaya a concretar su arresto y encarcelamiento. El ex presidente ha cometido un rosario de delitos graves, algunos de ellos muy recientes, como haber bloqueado el país durante 24 días, con graves perjuicios para una economía que se encuentra en graves aprietos. Por si fuera poco, ordenó sacar del Chapare a policías y militares, lo que debería ser motivo de alguna ley marcial, posibilidad que sería factible si nuestras fuerzas armadas tuvieran un poco más de decencia y no se dedicaran sólo a armar autogolpes y otras fanfarrias. La orden de aprehensión contra el ciudadano de Orinoca se produjo días después de la extradición del ex jefe antidrogas Maximiliano Dávila, a Estados Unidos, donde un fiscal de Nueva York lanzó una consigna muy clara: “esto recién empieza”. Si la orden viene de allá, la cosa puede ser diferente.