La producción de los principales cultivos de Santa Cruz llegó en este año a 2,9 millones de toneladas, lo que representa un desplome del 50%, en comparación al 2023, según datos difundidos por la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) al hacer un balance de la gestión.
Además el movimiento económico de la cadena del sector oleaginoso fue de $us 1.200 millones, una disminución de 34% con respecto al 2023. La principal causa, es una grave sequía, la peor en 30 años, que afectó los rendimientos. También influyeron la falta de combustibles y dólares, la incertidumbre en la comercialización por el veto a las exportaciones o la inseguridad jurídica por los avasallamientos.
El reporte muestra que se trata de la peor producción de la última década y que contrasta con el récord alcanzado en 2023 cuando se cosecharon 5,8 millones de toneladas de soya, sorgo, maíz, girasol, trigo y chía.
La situación más dramática es la del trigo ya que solo se llegó a 37.959 toneladas, una merma de 72% en comparación a las 136 mil toneladas de la gestión pasada. Además, el rendimiento cayó de 1,44 toneladas métricas por hectárea (TM/ha) a solo 0,49 TM/h.
En soya se alcanzó un volumen de 2 millones de toneladas, una merma de 37% en comparación al año anterior. El rendimiento bajó de 2,05 a 1,30 TM/ha y eso explica la menor producción ya que la superficie sembrada se mantuvo en un nivel similar de 1,5 millones de hectáreas.
Pese a las malas cifras y el complejo panorama, Anapo reafirmó su compromiso de asegurar la provisión de alimentos para el país y espera llegar a sembrar 1,4 millones de hectáreas de soya, maíz y sorgo en la campaña de verano 2024-2025. Hasta el momento el avance es de 64%.
Sin embargo, exige condiciones como la provisión oportuna de combustibles o una lucha frontal contra la toma de tierras. Actualmente, unas 70 mil hectáreas están en riesgo por este flagelo y en la provincia Guarayos existen 20 mil hectáreas avasalladas.
“Exigimos a las autoridades la aplicación estricta de la ley para proteger la propiedad privada y la seguridad alimentaria del país”, remarcó el presidente de Anapo, Fernando Romero.
La institución resaltó la aprobación este año del uso de biotecnología con las variedades de soya Intacta y HB4, pero remarcó la necesidad de un trabajo coordinado entre los productores, gobierno y sector privado para maximizar los beneficios de esas innovaciones tecnológicas.