Editorial

La orfandad de los dictadores

Evo Morales es el mejor testimonio de que no siempre hace falta la fuerza para sacar a un dictador, como suelen afirmar las teorías políticas...

Editorial | | 2024-12-19 00:08:00

Evo Morales es el mejor testimonio de que no siempre hace falta la fuerza para sacar a un dictador, como suelen afirmar las teorías políticas. El cocalero se fue si escuchar ni un sólo disparo de fusil y su retorno al poder se ha truncado, no tanto por el rechazo de la población (eso no les importa a los tiranos), sino porque ha pedido el respaldo que lo mantenía en el poder, llámese Cuba, Venezuela y otras naciones que patrocinan los regímenes autoritarios, para usarlos como tontos útiles.

El depuesto presidente de Siria, Bashar al-Assad, acaba de decir en Rusia que no renunció ni lo derrocaron, sino que los rusos lo metieron a la fuerza en un avión y se lo llevaron a Moscú. Asegura que él hubiera resistido, hecho improbable, pues sus principales padrinos y ahijados, Rusia, Irán y algunos grupos terroristas no estaban en condiciones de hacer grandes despliegues y, por lo visto, prefirieron una retirada, seguramente apostando por un retorno en el corto o mediano plazo, cuando estalle el caos, como muchos están pronosticando.

El desenlace sirio ha despertado ciertas expectativas sobre el caso Maduro, un hueso duro de roer que ha sobrevivido a presiones, hostilidad diplomática y también a sanciones económicas. Rusia ya advirtió el peligro que corre el dictador venezolano, ahora que se acerca la posesión de Donald Trump y por boca del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Valeri Guerásimov, ha afirmado que Venezuela, Cuba y Nicaragua son socios estratégicos de Rusia, declaración que cae en saco roto luego del comportamiento que tuvieron los rusos en Siria, una nación que ha sido vital para la geopolítica de Moscú, durante los últimos 50 años.

Lo que está anticipando el militar ruso es que, de producirse la salida del chavismo, podría precipitarse un efecto dominó en las dictaduras que se han estado sosteniendo en América Latina con el respaldo internacional, hecho que saben muy bien Lula, Petro, Boric y otros líderes izquierdistas que han decidido tomar distancia de Maduro, que ya recibió fuertes amenazas de Trump, de quien se espera el incremento de las sanciones económicas, además de otras medidas destinadas a acorralar al sátrapa caribeño.

Está por demás decir que uno de los pocos amigos que tiene Maduro en el mundo es Luis Arce, que no pierde la ocasión de viajar a Venezuela a colgarse del cuello de su padrino. Es un caso curioso, porque el apoyo de Bolivia no gravita ni un ápice a favor de nadie y seguir poniendo la fe en un régimen que se ha quedado huérfano también es estéril.

Antes de las elecciones venezolanas del 28 de julio, a Luis Arce se le insistió en que adoptara una posición parecida a la de Brasil, cuyo presidente le pidió a Maduro que respete los resultados de la votación y que no haga fraude. Lo que conviene hoy es que al menos se quede callado, que no diga nada en relación al acecho que enfrenta el régimen venezolano. Arce es lo más parecido a un dictador y se arriesga a quedar en la peor de las orfandades.

Uno de los pocos amigos que tiene Maduro en el mundo es Luis Arce, que no pierde la ocasión de viajar a Venezuela a colgarse del cuello de su padrino. Es un caso curioso, porque el apoyo de Bolivia no gravita ni un ápice a favor de nadie y seguir poniendo la fe en un régimen que se ha quedado huérfano también es estéril.