El economista Gabriel Loza Tellería, expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB), presentó un análisis exhaustivo de la crisis económica que enfrenta el país y propuso un conjunto de medidas para estabilizar la situación.
En un memorándum dirigido al ministro de Economía, Marcelo Montenegro, Loza describió las características de la crisis y planteó la creación de un Fondo de Estabilización y Reservas (FER) como pieza clave para evitar un colapso económico mayor.
El documento, fechado el mes pasado, señala que Bolivia atraviesa una crisis cambiaria y fiscal simultánea. Según Loza, esta situación no es comparable con la de 1982-1985, aunque comparte algunos elementos, como el déficit fiscal elevado y la pérdida de reservas internacionales netas (RIN). Sin embargo, destacó que el contexto actual presenta diferencias clave, como la ausencia de hiperinflación, y subrayó que la solución requiere acciones específicas adaptadas a las condiciones del momento.
Raíces de la crisis
Loza identificó dos factores principales detrás de la crisis. En primer lugar, un shock externo adverso que se remonta a 2014, con la caída de los precios de exportación del gas natural, principal producto de exportación de Bolivia. Este shock fue seguido por un choque interno debido a la caída en la producción de hidrocarburos, especialmente gas y petróleo, agravado por una limitada exploración en los últimos años. La combinación de estos factores resultó en una caída sostenida de las exportaciones y en un déficit crónico de divisas.
El segundo factor destacado es el persistente déficit fiscal, que desde 2014 ha sido financiado mediante un incremento desproporcionado del crédito interno otorgado por el BCB al sector público y un aumento de la deuda interna.
Según el memorándum, esta situación no solo ha exacerbado la vulnerabilidad fiscal del país, sino que también ha incrementado las expectativas inflacionarias y reducido la confianza en la economía nacional.
Medidas propuestas
En su documento, Loza delineó un conjunto de medidas específicas para abordar la crisis:
Creación del Fondo de Estabilización y Reservas (FER):
Este fondo, que requeriría un financiamiento inicial de aproximadamente 3.733 millones de dólares, tendría como objetivo garantizar liquidez y confianza en el mercado cambiario. Se constituiría con recursos provenientes del Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y aportes de países amigos como China y Brasil. Además, las reservas de oro del Banco Central serían monetizadas para contribuir a este fondo.
Reducción del déficit fiscal:
Loza propuso recortar el déficit fiscal del 10% actual al 3.4% del PIB, un nivel similar al registrado en 2014, antes de que la crisis fiscal comenzara a agravarse. Este ajuste implicaría, entre otras cosas, la eliminación gradual de subsidios a los combustibles, que actualmente representan una carga significativa para el Tesoro General de la Nación (TGN).
Congelación de préstamos del BCB a empresas estratégicas:
En el documento, Loza recomendó revisar la viabilidad de las empresas estatales que han recibido financiamiento del BCB y limitar nuevos préstamos a estas entidades. Según sus cálculos, la deuda acumulada por estas empresas equivale al 11.6% del PIB.
Inversión pública sostenible:
Si bien reconoció la importancia de la inversión pública como motor del crecimiento económico, Loza sugirió mantenerla en torno al 7% del PIB y priorizar sectores estratégicos. Asimismo, abogó por fomentar alianzas público-privadas para diversificar las fuentes de inversión y reducir la dependencia del gasto público.
Estabilización del tipo de cambio:
Loza propuso medidas inmediatas para estabilizar el tipo de cambio, que se encuentra bajo presión debido a la existencia de un mercado paralelo donde el dólar se cotiza por encima de los valores oficiales. Entre las medidas planteadas, destacó la necesidad de unificar el mercado cambiario y restaurar la confianza en el sistema financiero mediante políticas monetarias estrictas respaldadas por el FER.
Un llamado al consenso político
Loza subrayó que la implementación de estas medidas requiere un acuerdo nacional mínimo entre los diferentes actores políticos y económicos. “Sin consenso político, enfrentamos el riesgo de un autosuicidio nacional”, advirtió. En este sentido, sugirió que el Gobierno y la oposición trabajen juntos para definir un diagnóstico común de la crisis y establecer un plan de acción basado en prioridades de corto plazo.
Aunque Loza reconoció la importancia del FMI como fuente de financiamiento, expresó reservas sobre la dependencia excesiva de sus recursos. Propuso que Bolivia recurra al FMI únicamente como complemento al FER, que sería administrado por el FLAR para garantizar una mayor autonomía en la gestión de los recursos. Según el expresidente del BCB, esta estrategia permitiría a Bolivia negociar condiciones más favorables y evitar los costos sociales asociados a los programas de ajuste típicos del FMI.
El memorándum también aborda las preocupaciones sobre el impacto social de las medidas propuestas. Loza señaló que el ajuste fiscal no debe comprometer los avances en equidad y reducción de la pobreza logrados en la última década. Por ello, recomendó proteger el gasto en salud, educación y programas sociales como el Bono Juancito Pinto, la Renta Dignidad y el Bono Juana Azurduy, que en conjunto representan el 1.6% del PIB.
El análisis de Loza concluye con un mensaje de urgencia: Bolivia debe actuar con rapidez para evitar que la crisis económica actual evolucione hacia una situación de mayor inestabilidad. Aunque reconoció que no existe una solución fácil ni inmediata, destacó que un enfoque equilibrado entre ajuste fiscal, estabilización cambiaria y protección social podría sentar las bases para una recuperación sostenible.
“Estamos ante un momento crítico donde no solo necesitamos buenas políticas, sino también buena suerte”, afirmó Loza.