Bolivia enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia reciente y el causante es uno solo: en menos de 20 años, los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce Catacora dilapidaron casi 90 mil millones de dólares (suma del flujo de caja del Tesoro General de la Nación 2006-2024), dejando al país sumido en la ruina energética, social y productiva. Este es un reflejo de un problema más amplio: la incapacidad de los gobiernos de izquierda para manejar eficientemente la economía. Pese a ello, Luis Arce lanza su campaña con la cantaleta que la izquierda sí sabe de economía.
Las teorías que respaldan a los modelos socialistas e izquierdistas tienden a enfocarse en el gasto público, el control estatal y la redistribución de la riqueza. Si bien estos principios buscan justicia social, en la práctica terminan generando desequilibrios estructurales y caos financiero. En el caso boliviano, el modelo impulsado por el MAS estuvo basado en la expansión estatal, la nacionalización de recursos naturales y una excesiva dependencia de los ingresos por hidrocarburos. Estas políticas, inicialmente sostenidas por el auge de los precios internacionales de las materias primas, resultaron ser insostenibles una vez que la bonanza terminó.
En lugar de invertir los recursos extraordinarios por la venta de gas, en diversificar la economía y fortalecer sectores productivos, los gobiernos de Morales y Arce optaron por medidas populistas: enormes subsidios, proyectos faraónicos sin utilidad y una red clientelar que dependía del gasto estatal para mantenerse.
Años de derroche y mala administración nos han llevado a un momento crítico: la industria de los hidrocarburos ha colapsado. La producción de gas natural ha caído drásticamente, lo que afecta tanto los ingresos fiscales como las exportaciones.
La situación boliviana no es un caso aislado. Los desastres económicos generados por regímenes de izquierda se han repetido una y otra vez en la historia reciente. ¿Cuáles son los errores comunes que los llevan al fracaso?
1.- Exceso de gasto público: La obsesión por financiar programas sociales sin considerar la sostenibilidad fiscal genera déficits crónicos y endeudamiento. 2.- Control estatal excesivo: La nacionalización de industrias y recursos naturales promueve la ineficiencia y la corrupción. 3.- Populismo económico: Priorizar medidas de corto plazo para ganar apoyo popular sacrifica la estabilidad económica de largo plazo. 4.- Control de precios y mercados: Estas medidas ocasionan desabastecimiento, inflación y una caída en la productividad. 5.- Dependencia de recursos naturales: La falta de diversificación económica deja a los países vulnerables a las fluctuaciones de los precios internacionales. 6.- Desincentivo a la inversión privada: Altos impuestos y regulaciones excesivas alejan a los inversores, lo que limita el crecimiento económico. 7.- Corrupción estructural: Los gobiernos de izquierda suelen expandir el aparato estatal, creando espacios para la corrupción y el clientelismo.
Luis Arce Catacora persiste en defender su modelo económico, lo que demuestra una desconexión con la realidad económica del país. En lugar de reconocer los errores y buscar soluciones sostenibles, el gobierno parece empeñado en perpetuar las mismas políticas que nos han llevado al borde del colapso.