Jorge Lanata no era periodista. No tenía ningún título universitario, aunque debe ser el que más ha hecho por engrandecer el periodismo argentino y uno de los que más ha contribuido a la democracia de su país. De hecho, deber ser el que más colaboró para hacerle cama a la mayor transformación que está en curso en la nación del Plata, pues nadie como él para poner en evidencia y denunciar el mayùsculo saqueo y destrucción perpetrado por el peronismo en su peor versión, el Kirchnerismo, que gobernó durante más de 20 años.
Afortunadamente, en Argentina no se necesita un cartón para ejercer el periodismo, sino la militancia de gente comprometida con el oficio y en eso Lanata fue el mejor y el más valiente. Cuando apenas tenía 26 años fundó el periódico Página/12, un diario de izquierda que hizo historia por su innovación en la manera de escribir y de orientar las noticias, pero especialmente por su enfoque fuertemente crítico con el poder. Pese a que Carlos Menem es considerado uno de los mejores presidentes que ha tenido Argentina, el diario de Lanata fue lapidario a la hora de mostrar el lado oscuro del régimen, que terminó desbordado por la corrupción.
Colegas de alto nivel profesional como Horacio Verbitsky, una de las puntas de lanza de Página/12 se dejaron llevar por sus pasiones ideológicas y cambiaron el periodismo por la propaganda y la complicidad cuando tomó el poder la dinastía Kirchner arropada por el socialismo del Siglo XXI. Lanata decía que el lugar de los periodistas siempre debe estar en la oposición, en el contrapoder, denunciando los abusos, haciéndole la vida imposible a los corruptos, sin importar el color político que adopte el gobierno de turno. De hecho y pese a que él fue uno de los artífices de la caída de la hegemonía que llevó al país al desastre financiero, jamás tuvo el más leve gesto de militancia con la corriente de Javier Milei, como ha pasado con numerosas figuras de los medios argentinos.
El enorme éxito de Lanata no fue casual. Que no haya hecho una carrera universitaria, no significa que haya carecido de formación. Desde muy joven tuvo inclinación por las letras, les recomendaba a los jóvenes que leyeran todo lo que cayera en sus manos, se adaptó con mucha solvencia a la radio y la televisión, fue autor de varios documentales, tenía amplio dominio de la historia, fue cineasta, investigador y entre sus planes se encontraba la creación de un medio digital de alcance global, pues consideraba que los grandes periódicos, verdaderos baluartes del periodismo, se han rendido ante la adicción que provoca la banalidad de las redes sociales. Quería que la gente se volviera adicta a las noticias, a la información de interés pública, aquella que fortalece la opinión pública y la democracia.
Lanata era la mejor expresión de que el periodismo está vivo y es más necesario que nunca, pues se trata de la única garantía de permitir el progreso democrático, amenazado por los poderosos enemigos de la libertad.