Hay cosas patéticas, pero nada como una diputada que ignore la realidad del país y, peor aún, la de su propio departamento. Hablamos de la diputada masista Miriam Martínez, quien afirmó que los cambas deberían tener sus propios hijos para no reclamar por los datos del censo y la redistribución de escaños. La parlamentaria en cuestión es del Altiplano, una región que tiene la menor tasa de fecundidad del país junto con los valles (2,8 hijos por mujer), mientras que en los llanos orientales esta cifra es de 3,1. De hecho, Pando y Beni están a la cabeza, con 3,8 y 3,6, respectivamente. La congresista orureña no debería preocuparse tanto por este dato, sino por el alarmante fenómeno que ocurre en su departamento, uno de los que más pierde población debido a la extrema pobreza, provocada en gran parte por autoridades que dan pena. Pero lo más patético no es eso, sino que todavía exista gente con una mentalidad tan obtusa que piense que los desequilibrios sociales del país se pueden subsanar odiando a los cambas, distorsionando los datos demográficos y asegurando escaños en el parlamento para que sean ocupados por personas como Miriam Martínez.