Tribuna

Preparémonos para el 2025

Preparémonos para el 2025
Jhonny Vargas - Politólogo | Politólogo
| 2025-01-10 00:06:00

Será un año marcado por diferentes catástrofes tanto en Bolivia como en el mundo. No es necesario ser economista para saber que se vienen 6 meses muy complicados y complejos en materia económica. Bolivia es una nación que, para sobrevivir y evolucionar, pasa por explosiones periódicas, por cambios abruptos ya menudo profundos dentro de las élites políticas. Un año marcado por muchas sorpresas, componendas, traiciones y decepciones. Como en el pasado, la historia boliviana requiere una vez más de jefes o caudillos que la salven, de falsos salvadores que no son otra cosa que vividores de la política que se niegan a desaparecer. Bolivia tendrá que pasar por este momento kármico para aprender muchas lecciones.

¡Muy bien, señores políticos tradicionales, quieren ir ustedes a elecciones presidenciales, pues vayan! Pero tengan presente que, si ustedes en estas elecciones mueren políticamente, ¡Bolivia vivirá! Por culpa de ustedes, políticos tradicionales, hoy Bolivia está vencida, postrada, punto y aparte. Si ustedes mueren políticamente en estas elecciones nada seguras, Bolivia revivirá. Nuestra patria será restaurada en su honor y ganará para ella un lugar y ejemplo entre las naciones del continente. He llegado a la conclusión de que la política es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de políticos tradicionales fracasados, mezquinos y soberbios que solo velan sus intereses particulares antes que pensar en el interés nacional de todos los bolivianos.

Si el exmandatario y el MAS continúan siendo el único gobierno de Bolivia, con fraudes y escándalos de abuso de poder y corrupción, Bolivia seguirá siendo un país vencido, deshonrado, aniquilado económicamente, dominado por intereses ajenos a nuestra realidad, un título y satélite de las superpotencias de Oriente y Occidente, sin un lugar realmente digno en el escenario internacional, inmerso en el caos civil, donde no hay estabilidad política ni económica. Este gobierno de Arce naufraga por falta de sentido de dirección. Todo es una lección permanente para los que gobiernan hoy y para los que mandarán mañana. Pero algo es cierto: la desorganización burocrática y la corrupción descarada que ha creado el MAS deja una nación que parece una cáscara de huevo, con una yema podrida por dentro. Esa es la marca que ha dejado el MAS en Bolivia.

Este régimen del MAS fue incapaz de tomar decisiones coherentes, por eso está enfrentado al desconcierto y descontento de millones de ciudadanos que miran pasivamente la desintegración de un gobierno. Esto se debe a que las instituciones de nuestro país son incapaces, por el momento, de funcionar y tomar acciones en contra del exmandatario, quien, frente al abanico de pruebas e investigaciones, sigue libre y campante en el Chapare. Por eso, el Poder del Estado se desvanece con la anarquía y la traición. Todo parece ser vicio y traición en Bolivia, todo por culpa del MAS.

El futuro político de Bolivia solo puede ser decidido en libertad y sin coerciones. Las ambiciones políticas pueden crecer muy velozmente. Intransigencia y obstrucción son las armas básicas que utilizan la mafia política de oficialismo y oposición. Ante esta situación, el único curso de acción que puede salvar a Bolivia es que sus leales hijos se unan. Tratamos de evitar una confrontación entre los líderes relativamente nuevos de la oposición, comprendiendo que el choque y la campaña sucia no llevan a nada y que, en atención al futuro, cada uno tiene mucho que ganar trabajando junto al otro. Busquemos una solución de sentido común y de principios dentro de la oposición. La falta de confianza es la raíz del problema en política.

En esta atmósfera crecientemente rencorosa, de continua crisis nacional y caos junto con luchas internas por el poder dentro de los partidos políticos de oposición, alguien o una facción patriota tiene que tomar el control de la situación. En estas elecciones, nosotros como pueblo debemos estar preparados. La sentencia es simple: la población no quiere política, quiere soluciones reales y tangibles. Más del 80% de la población boliviana no vive de la política, vive de su esfuerzo, de su sacrificio. Solo quiere condiciones para progresar en un ambiente seguro y tranquilo. La República nunca ha dejado de existir, lo Plurinacional es y sigue siendo nulo y vacío. Por eso, quien comprenda esta verdad, debe hacer participar a los opositores reales en una unión nacional y poder atemperar así sus exigencias de poder. Si bien todos pueden ser candidatos, solo uno será el presidente.

Pero como está la situación política del país, hasta las elecciones generales están en riesgo de ejecutarse o de ser robadas por medio de un fraude electoral masivo y continuo, perpetrado por el régimen de turno. Los políticos tradicionales que están en plena campaña ambicionan mucho más que las reformas o ajustes económicos necesarios para el país: el poder. Necesitamos estabilidad y cambio de la política económica. Los gobiernos llegarán y se irán, pero la maquinaria de planeación a largo plazo, con una visión de país a largo plazo, este modelo moderno se beneficiará curiosamente de los trastornos políticos que ocurrirán fuera de su bastión o eje económico central. Los bolivianos debemos tener demasiada conciencia histórica. Debemos estar demasiado inmersos en el proceso de cambio político, para que nuestros actos sean los de un patriota y los actos de los futuros gobernantes los de un estadista. Nos falta el estadista, ese meteoro político que aparece una vez cada 100 años.

Jhonny Vargas - Politólogo | Politólogo