País de 50 centavos

El gobierno les ha tapado la boca a los dirigentes de los panaderos de La Paz con unas cuantas bolsas de harina, unas cajas de manteca, algo de azúcar y levadura. A eso le llaman subsidio, pero en realidad es soborno. En el mejor de los casos, la coima llegará a la camarilla de panificadores que rodean a los caciques que dominan el sector y si somos muy optimistas, a los productores paceños, los orgullosos marraqueteros que se ufanan de haber conquistado el mercado nacional y logrado repercusión internacional. En Santa Cruz, las marraquetas paceñas se venden por encima de un boliviano. La gente paga porque vale la pena y seguramente pagarían más si la calidad se mantiene, mientras en La Paz le hacen el juego al gobierno, a los mafio-sindicalistas y sus 50 centavitos. Lo peor de todo es que el consumidor se acostumbra a esa forma de pensar y no tardarán en creer que es una ventaja recibir cualquier cosa en tanto no pase de los 50 centavos y mejor si es gratis. Así se cubaniza a la gente, así es que todos nos volvemos miserables.