Editorial

Tres millones

La noticia de esta semana es que tres millones de niños y adolescentes bolivianos han iniciado el año escolar 2025. Se trata de tres millones de sueños, tres millones de oportunidades...

Editorial | | 2025-02-04 00:08:54

La noticia de esta semana es que tres millones de niños y adolescentes bolivianos han iniciado el año escolar 2025. Se trata de tres millones de sueños, tres millones de oportunidades, tres millones de futuros que pueden cambiar la historia del país. Es una inmensa riqueza, sobre todo cuando la mayoría de las naciones del mundo están envejeciendo y las aulas cada vez están más vacías.

¿Qué pasaría si el Estado, en lugar de ver la educación como un simple trámite, la asumiera como la herramienta más poderosa para transformar la nación?

Imaginemos que la educación en Bolivia se convierte en una prioridad real. Que el gobierno decide invertir en la formación de docentes de calidad, seleccionados por mérito y no por afinidades políticas. Que se eliminan las leyes que incentivan la mediocridad y, en su lugar, se establece un sistema basado en la excelencia y la exigencia académica. Que la política deja de manosear las aulas y los colegios recuperan la autoridad para inculcar disciplina, respeto y pensamiento crítico.

Si Bolivia apostara por una educación moderna, enfocada en la productividad, la tecnología y las necesidades del mercado, los jóvenes egresarían de las aulas con herramientas reales para enfrentar el mundo. No con currículas saturadas de ideología y desprovistas de contenido práctico, sino con habilidades técnicas, digitales y empresariales que les permitan competir en un mundo globalizado. Con una educación que motive a la innovación y el emprendimiento, que fomente la creatividad y la autonomía en la toma de decisiones.

La realidad que enfrentan estos tres millones de estudiantes al salir de las aulas es otra. Se encuentran con una sociedad clientelar, donde las oportunidades no dependen del talento ni del esfuerzo, sino de las conexiones políticas y de la obediencia ciega a los intereses de turno. Un país donde las trabas burocráticas y la falta de un ambiente propicio para la inversión privada impiden que las ideas se conviertan en empresas y los sueños en realidades tangibles.

El potencial de estos tres millones de estudiantes es incalculable. Son la fuerza que podría convertir a Bolivia en una nación competitiva, productiva y próspera. Pero esto solo será posible si dejamos de ver la educación como un simple número en un informe gubernamental y la convertimos en el pilar fundamental del desarrollo nacional. Necesitamos un modelo educativo que libere a los jóvenes de las ataduras del estatismo y les dé las herramientas para forjar su propio destino.

No se trata de una utopía. Hay países que han logrado transformar su realidad a través de la educación. Singapur, Finlandia, Corea del Sur: ejemplos de cómo una política educativa bien estructurada puede sacar a una nación del atraso y llevarla a la vanguardia del desarrollo. La gran pregunta es: ¿estamos dispuestos a hacer lo necesario para que esto se haga realidad en nuestro país?

Hay países que han logrado transformar su realidad a través de la educación. Singapur, Finlandia, Corea del Sur: ejemplos de cómo una política educativa bien estructurada puede sacar a una nación del atraso y llevarla a la vanguardia del desarrollo. La gran pregunta es: ¿estamos dispuestos a hacer lo necesario para que esto se haga realidad en nuestro país?