
El uso excesivo de las redes sociales puede tener efectos perjudiciales para la salud cerebral de niños y adolescentes, alertan desde la Sociedad Española de Neurología (SEN), con motivo de la conmemoración del Día Internacional de Internet más Seguro. “Son numerosos los estudios”, explica el Dr. David Ezpeleta, vicepresidente y responsable del Área de Neurotecnología e inteligencia artificial (IA) de la SEN, “que han señalado los diversos efectos negativos que tienen los contenidos de las redes sociales para la salud cerebral en todo tipo de población, destacando que el exceso de visionado de videos cortos en redes sociales reduce la capacidad de concentración, la memoria, la toma de decisiones y la creatividad, además de incidir de forma negativa en la capacidad de retención y aprendizaje”.
Además, el Dr. Ezpeleta detalla que otros estudios apuntan a que incluso se observan “cambios en el neurodesarrollo de regiones y redes cerebrales relacionadas con los afectos, la motivación o en el sistema de recompensa cerebral, e incluso pérdida de sustancia blanca en las áreas que sustentan el lenguaje y la alfabetización emergente. Todos estos datos son realimente muy preocupantes”.
España es el país avanzado donde los menores pasan más tiempo en redes sociales. La franja de edad comprendida entre los 4 y los 18 años dedica a esta actividad, sobre todo desde móviles y tablets, unas 4 horas de media al día conectados fuera de las aulas. La mayoría (7 de cada 10) niños de entre 10 y 12 años ya tienen un perfil en redes sociales, a pesar de que la edad legal para crearse uno de estos perfiles es a partir de los 14 años.
España es el país avanzado donde los menores pasan más tiempo en redes sociales, una media de 4 horas diarias fuera de las aulas
Al respecto del uso de estas plataformas digitales, el Dr. Jesús Porta- Etessam, presidente de la SEN, agrega que las redes sociales “también pueden influir negativamente en la salud mental de los usuarios, algo que se ha visto sobre todo en la autopercepción de la imagen corporal de muchos niños adolescentes y en el aumento de las tasas de depresión e incluso de conducta suicida (ideación e intento) en jóvenes”.
Tal magnitud de uso queda reflejada con los datos de la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), que apunta a que los problemas de salud mental en niños y adolescentes españoles han crecido de manera significativa a medida que también lo ha hecho la presión por tener presencia y notoriedad en las redes sociales.
Los últimos informes de la Fundación ANAR destacan, sobre todo, que en los últimos 12 años se han multiplicado por 35 las conductas suicidas, pero también las autolesiones, la ansiedad, la tristeza, la depresión o los trastornos de la alimentación.
Una reflexión más profunda
Países como China ya han decidido regular las horas que pasan los adolescentes con el teléfono y, otros, como Australia han aprobado una ley para prohibir el acceso de los menores de 16 años a las redes sociales.
En España, donde se estima que el 21% de los adolescentes es adicto a la red y casi un 10% reconoce que accede a sus redes sociales cada 15 minutos, también se está estudiando incrementar la edad de acceso a redes sociales a los menores. España es, además, el país avanzado en el que los menores dedican más tiempo a navegar por las redes sociales.
“Pero independientemente de la legislación, por nuestra salud mental y cerebral es importante que todos hagamos una reflexión sobre cómo usamos la tecnología y qué tipo de relación queremos tener con ella”, reflexiona el Dr. Ezpeleta. En este sentido, cree que para una buena salud “la clave siempre estará en el equilibrio, haciendo un uso sensato y comedido de las redes sociales”. Asimismo, el Dr. Porta-Etessam recuerda que los padres tienen la responsabilidad de que no usen los móviles “como un ‘chupete digital’ cuando se los dejamos a nuestros hijos, si debemos retrasar la compra de su primer smartphone, si nosotros damos buen ejemplo con su uso o si supervisamos y velamos porque ellos también estén haciendo un buen uso de las tecnologías”.