El 11 de febrero de 1945, hace ya ochenta años, se reunieron durante siete días, tres líderes mundiales a repartirse el mundo, justo cuando faltaban solo tres meses para el fin de la segunda guerra mundial, con el suicidio de Hitler y la rendición de la Alemania nazi. Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill y Joseph Stalin acordaron en Yalta, un lugar de veraneo situado en la península de Crimea a orillas del mar Negro, como debía quedar el mundo una vez terminada la contienda bélica. El mundo comenzó una nueva era. La entonces Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fue la única que no cumplió todos los acápites del acuerdo, al no permitir elecciones libres en los territorios ocupados por esa potencia. Hubo otros puntos, obviamente, pero para lo que nos ocupa, solo nos referimos al rol que le tocó a la entonces URSS.
“Stalin incumplió gran parte de los acuerdos de Yalta. Pese a sus promesas, a sus discursos encendidos y emotivos y a los elogios que regaló a sus aliados británicos y estadounidenses, jamás permitió elecciones libres en Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria. Estableció en cambio gobiernos comunistas en todas esas naciones, suprimió a los partidos y organizaciones no comunistas y nunca avaló la vigencia de instituciones democráticas. Se impuso por la fuerza, el terror y la represión. Churchill diría en 1946, en Estados Unidos y ante el presidente Harry Truman: “Una cortina de hierro ha caído sobre el continente”. Era un hierro helado por la Guerra Fría.” (https://www.infobae.com/historias/2025/02/11/el-dia-que-roosevelt-churchill-y-stalin-delinearon-un-nuevo-orden-mundial-y-la-teoria-del-oso-cazado-que-repetia-el-lider-sovietico/)
Y así se conoció a la URSS desde entonces porque nadie sabía lo que ocurría dentro de sus fronteras. Como buen régimen comunista, los datos sobre economía, salud, educación y otros, eran datos provenientes del gobierno soviético… y había que creerlos, como ocurre hoy, por ejemplo, con Cuba o Corea del Norte. Allí se acuñaron aquellas frases tan conocidas de los regímenes socialistas/comunistas “miente, miente que algo queda”, atribuida a Engels; o lo dicho por Lenin: “Las mentiras de hoy, serán las verdades de mañana”, pero esa es otra historia.
El país multipluri, en cambio, implantó otra cortina dentro de la cual prima el MAS: el Chapare, una región del país, donde no se atreve a intervenir la policía, donde no hay presencia del Estado, donde hacen y deshacen los sindicatos cocaleros que se adueñaron de la tierra, un lugar donde no se puede disentir con los regímenes corporativos que además manejan a los pobladores a base de violencia de todo tipo “El Gobierno de Bolivia manifestó ayer que en la región cocalera del Chapare, en el centro del país, existen operaciones del crimen organizado. “En lo que corresponde a la región de Shinaota, de Entre Ríos y otras (del trópico de Cochabamba), se han producido una serie de hechos vinculados a la seguridad interior como (…) secuestro y sicariato de personas, además del tráfico de armas”, manifestó el viceministro de Seguridad Ciudadana y ex comandante general de la Policía, Jhonny Aguilera, al periódico El Deber.” (https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/12/18/el-gobierno-de-bolivia-admitio-que-existen-operaciones-de-crimen-organizado-en-la-region-cocalera-del-chapare/).
Los sindicatos cocaleros extorsionan a sus propios afiliados si no cumplen sus instrucciones “…José Nivardo Rivera Pardo, jefe de la Unidad de Desarrollo Económico y Social del Trópico (Udestro), denunció que los dirigentes cocaleros del Chapare están imponiendo multas de Bs 5.000 a aquellos que no participan en las vigilias instaladas para impedir la erradicación de cultivos de coca ilegal. La medida ha paralizado las actividades de erradicación y ha generado tensión en la región. (https://ahoraelpueblo.bo/index.php/nacional/seguridad/udestro-denuncia-multas-a-cocaleros-del-chapare-que-no-participan-en-vigilias).
La policía no se atreve a entrar al Chapare para detener a Evo Morales que tiene orden de detención. En fin. Lo paradójico del caso es que, en esta región, a diferencia del resto del país multipluri, no se hace ningún esfuerzo por implantar el socialismo que hace sufrir al resto del país. Allí los cocaleros solo aportan a sus sindicatos, ejercen el comercio de su producto estrella a la manera de un capitalismo salvaje, aparentemente, ojo, aparentemente, sin controles (excepto el de los propios cocaleros), impuestos, normas de calidad o sanidad, y en materia política, todos los afiliados deben abrazar la ideología que imponen los mandamases.
Los sindicatos cocaleros impusieron una cortina, no de hierro; impusieron una de coca. Se diferencia de la primera, porque tras la cortina de coca, si se conoce lo que ocurre adentro, pero se hace nada para imponer la presencia del Estado.