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La Unión Europea insiste en reclamar a Washington su sitio en las negociaciones sobre la guerra rusa contra Ucrania, que ya han comenzado sin su presencia y sin la de Kiev en Riad . Lo ha dejado claro la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un encuentro mantenido este martes en Bruselas con el enviado de Donald Trump para Ucrania, el general Keith Kellogg, apenas unos días después de que esta advirtiera, durante la conferencia de seguridad de Múnich, que los europeos no tendrían un asiento en la mesa de negociaciones.
“Queremos colaborar con Estados Unidos para lograr una paz justa y duradera en Ucrania”, ha sostenido Von der Leyen en un mensaje en las redes sociales tras su encuentro a puerta cerrada con Kellogg, quien también se ha reunido con el presidente del Consejo Europeo, António Costa. “Desde el punto de vista financiero y militar, Europa ha aportado más que nadie. Y daremos un paso adelante”, ha aseverado la alemana, para quien se está en un “momento crítico” de la guerra iniciada por Rusia a las puertas de Europa. En términos similares —ha hablado de un momento “decisivo”— se ha hablado Costa tras su reunión con el enviado estadounidense, al que también le ha subrayado que “la paz no puede ser un simple alto el fuego”, sino que se “necesita un acuerdo que garantice una paz integral, justa y duradera en Ucrania, así como seguridad en Europa”.
Muestra de la tensión que ha producido ese vacío diplomático es el hecho de que, pese a que Von der Leyen ha recibido frente a las cámaras a Kellogg, ninguna ha hecho declaraciones ante micrófono ni antes ni después de la cita. También el encuentro con Costa, con el que ni siquiera ha posado, ha sido a puerta cerrada.
Los encuentros de Kellogg en Bruselas se han producido mientras, en la capital saudí, comenzaban las conversaciones encabezadas por el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, sin representación europea o ucrania alguna.
Von der Leyen y Costa participó el lunes en París en la reunión de líderes de las grandes potencias europeas convocada por el presidente francés, Emmanuel Macron, ya la que ayudó también el español Pedro Sánchez. A la par que los mandatarios europeos discutían sobre un posible despliegue de tropas europeas como garantías de la seguridad en la posguerra dentro de una llamada coalición de países voluntarios —cuestión sobre la que no hubo consenso— , Kellogg, ya en Bruselas, se reunió con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, quien lo invitó a una reunión del Consejo Atlántico para una “discusión con los aliados sobre acabar la guerra contra Ucrania”.
Rutte dijo haber “subrayado la importancia de una solución justa y estable al conflicto para asegurar un futuro estable para Ucrania”. El secretario general de la OTAN resaltó además la importancia de “cooperar estrechamente” para lograr el fin de la guerra y “garantizar la seguridad para todos”. Por su parte, Kellogg reveló en las redes sociales que insistió ante los aliados “en las expectativas de Estados Unidos sobre la futura disuasión y defensa europeas”.
Una ayuda militar equivalente a la de EE UU
Von der Leyen le ha recordado al respecto este martes que la UE tiene un “papel crítico” en la estabilidad y defensa de Ucrania, con un compromiso total de 135.000 millones de euros, “más que ningún otro aliado”, según un comunicado sobre la cita publicada por la Comisión. La cifra incluye, le recordó la alemana a Kellogg, 52.000 millones de euros en ayuda militar, “una contribución equivalente a la de EE UU”. Además, la alemana le detalló los aviones de Europa para aumentar la producción y el gasto de defensa, “reforzando las capacidades militares tanto europeas como ucranianas”.
Bruselas ha recalcado también una vez más la posición europea, que exige que “cualquier resolución debe respetar a independencia, soberanía e integridad territorial de Ucrania” y que debe estar apoyada por “fuertes garantías de seguridad”.
El mayúsculo malestar europeo por la decisión de Trump de iniciar las conversaciones sobre Ucrania con su par ruso, Vladímir Putin, sin tener en cuenta a la UE (ni a Kiev) se incrementó después de la respuesta ofrecida por Kellogg, durante la conferencia de seguridad que ofreció el sábado en Múnich. Al ser preguntado sobre si los ucranianos y los europeos tendrían un asiento en la mesa de negociación para terminar el conflicto con Rusia, se limitó a decir: “La respuesta a la segunda parte de la pregunta, tal y como se ha formulado, es no”.
El lunes, el enviado de Trump intentó matizar sus palabras, indicando que si bien no habrá un asiento para todos, la posición europea será “transmitida” en la mesa de negociaciones.
“Si alguien cree que va a haber 33 personas sentadas en la mesa, en la misma mesa, durante las discusiones, con toda probabilidad la respuesta es no, para nada”, dijo Kellogg al medio europeo Euractiv. Pero “si "en la mesa" significa que sus puntos de vista son escuchados, comprendidos, transmitidos, la respuesta es absolutamente”, agregó.
Una respuesta que no parece haber tranquilizado a los líderes comunitarios, que le han insistido, en sus sendas reuniones, en la “disposición de trabajar de forma constructiva con EE UU” para lograr una paz justa en Ucrania.