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Este viernes, durante un acto en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que Nicolás Maduro estaba “listo para irse”, pero que su antecesor, Joe Biden, lo “fortaleció”. Esto, por según el mandatario, criticó que Biden permitió que Venezuela siguiera exportando petróleo a Estados Unidos, cuando según él, su país tiene “el mejor crudo del mundo” y solo terminó ayudando al dictador venezolano.
Aludió a la decisión del gobierno de Biden, en
noviembre de 2022, de autorizar a la petrolera estadounidense Chevron a ampliar
su producción en Venezuela, en un movimiento que revirtió parte de las
sanciones impuestas durante su primer mandato en la Casa Blanca (2017-2021). En
ese sentido, insistió en que Maduro “estaba dispuesto a irse”, pero que “Biden
lo fortaleció”.
Durante la administración de Biden, la
política hacia Venezuela dio un giro significativo con respecto a las estrictas
sanciones impuestas por Trump. En un intento por incentivar el diálogo entre el
régimen de Maduro y la oposición, el gobierno estadounidense decidió
flexibilizar algunas restricciones económicas, permitiendo a Chevron reanudar
parcialmente sus operaciones en el país sudamericano. Esta decisión, tomada en
noviembre de 2022, fue vista por críticos como un alivio clave para el
chavismo, ya que le permitió acceder a recursos económicos vitales en un
momento en que la crisis interna y la presión internacional parecían debilitar
su control sobre el poder.
Además, en octubre de 2023, la administración
Biden amplió aún más las concesiones, emitiendo una licencia general que
autorizaba temporalmente a Venezuela a exportar petróleo y gas sin las
restricciones previas. Este levantamiento de sanciones ocurrió en el marco de
negociaciones en Barbados entre el gobierno de Maduro y sectores opositores,
con la promesa de que habría elecciones más transparentes en 2024. Sin embargo,
sectores republicanos y opositores venezolanos criticaron la medida,
argumentando que no existían garantías reales de un proceso electoral justo y que
la flexibilización solo servía para apuntalar económicamente al régimen.
El resultado de estas medidas fue un fortalecimiento de la industria petrolera venezolana, que permitió a Maduro sortear parte del aislamiento económico que Trump había impuesto. Con mayores ingresos provenientes del crudo y nuevos acuerdos con empresas extranjeras, el chavismo logró estabilizar su economía en cierta medida, recuperar parte de su producción petrolera y reforzar su posición tanto a nivel interno como en la escena internacional. Según Trump, esta política de la Casa Blanca fue un grave error estratégico, pues le otorgó a Maduro una segunda oportunidad cuando estaba al borde del colapso.