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Seis millones de dólares. Eso es lo que ha costado Anora, la gran vencedora de los Oscar de este año y ganadora del premio más importante, el de Mejor película. Comenzar con la cantidad que vale una obra puede sonar frívolo, pero en esta ocasión es algo político e importante. Para comparar, Wicked, otra de las nominadas, costó 145 millones. Y hasta una película francesa como Emilia Pérez costó 20 millones. La diferencia dice mucho del tipo de cine que representa Anora, ese cine independiente, levantado a pleno pulmón. El cine contracorriente que ha realizado siempre su director, Sean Baker, uno de esos francotiradores que han hecho cine pese a todo. Que han retratado los márgenes de EEUU como nadie. Sin moralismo ni subrayados.
Lo ha vuelto a hacer en Anora, su anti comedia romántica, su versión de Pretty Woman con conciencia de clase con la que ha puesto a Hollywood a sus pies (y a bailar el Greatest day de Take That). Si hace diez años alguien hubiera dicho que Sean Baker ganaría un Oscar nadie le hubiera creído, pero ahora lo ha logrado, y qué suerte que lo haya hecho, porque su victoria reivindica a ese cine que no atiende a normas de producción.
Una victoria que, además, pone de manifiesto el poder de Cannes y la internacionalización de la Academia, que apuesta por títulos más diversos y fuera de los cánones industriales. Es la tercera película que gana el Oscar después de vencer la Palma de Oro tras Marty, en 1956; y Parásitos, en 2020. La segunda en cinco años. No solo ganó, Baker puso un récord para la historia. Se convirtió en el primer director en lograr cuatro galardones en la misma ceremonia, ya que logró el de Mejor película (él es uno de los productores), al mejor director, al mejor guion y al mejor montaje. No se quedó ahí, Anora hizo casi pleno, ya que en uno de los giros de la noche, Mikey Madison lograba el premio a la Mejor actriz venciendo a la otra favorita, Demi Moore, que vio como se le escapaba la estatuilla por La sustancia. Finalmente, cinco de seis, la más nombrada de la noche de lejos.
La primera prueba de que sería la noche de Anora llegó pronto, con el Oscar al mejor guion original que Sean Baker dedicó a la “comunidad de trabajadoras sexuales”, que siempre habitan su cine y que en el caso de Anora, lo protagonizan. Eso sí, un galardón después Cónclave -la otra favorita que finalmente solo logró una estatuilla- lograba el de Guion adaptado y ponía algo de emoción. Duró poco, cuando Anora ganó mejor montaje todo parecía decidido. Si encima Quentin Tarantino, pope del cine indie sale a dar el premio a la mejor dirección la cosa parecía clara. Y si a eso suman la sorpresa de Mikey Madison ya todo estaba decidido cuando Meg Ryan y Billy Cristal dijeron el título de Anora como vencedora del premio a la Mejor película del año.
Sean Baker llegó desfondado al último galardón, y dejó su mejor discurso para el de Mejor dirección, donde hizo una defensa con uñas y dientes del cine indie y en salas. Primero reconoció a Tarantino que si él no hubiera cogido a Mikey Madison en Érase una vez en Hollywood, su filme no existiría, ya que fue ahí donde descubrió a Madison. Luego reivindicó las salas de cine como lugar de unión “en este mundo dividido”. “Las salas estas sufriendo y es nuestra labor defenderlas. Si no, perderemos nuestra cultura, esta es la batalla de los cineastas, hacer películas para las salas”, clamó Baker que pidió a los padres que enseñen a sus hijos a ver cine en salas y le agradeció a su madre, que era su cumpleaños, que ella lo hiciera cuando él tenía cinco años.
La polémica puede con "Emilia Pérez"
Más allá de ver quién ganaba el premio a la Mejor película, el foco de esta ceremonia estaba en ver qué ocurría con Emilia Pérez, el filme de Jacques Audiard, que hace unos meses era la gran favorita con 13 candidaturas y que en las últimas semanas pasó al centro de la polémica por los tuits de contenido racista de su protagonista, la española Karla Sofía Gascón. Muchos apuntaban que todo lo ocurrido iba a penalizar al filme francés hasta el punto de que en las últimas quinielas los gurús de los medios de Hollywood daban el sorpasso del filme brasileño Aún estoy aquí en Mejor película internacional.
Parecía increíble que un filme que llegaba como el más nominado perdiera uno que parecía atado, pero así fue, Brasil se llevó el galardón y dejó a Francia un año más sin el premio. Sin duda, esta derrota se sintió como un castigo de Hollywood por todo lo ocurrido. Finalmente, Emilia Pérez se llevó los dos que parecían más seguros, el de Mejor canción para El Mal, y el de Mejor actriz de reparto para Zoe Saldaña, que no mencionó a Karla Sofía Gascón, que sí fue citada por los compositores de la canción y por el presentador, Connan O’Brien, que le dedicó unos cuantos dardos.
El presentador afrontó el elefante en la habitación al comienzo de la gala y dijo que Emilia Pérez tenía el récord de nominaciones… y de crisis. También citó que Anora dice la palabra ‘fuck’ 479 veces, “solo tres menos que los publicitas de Karla Sofía Gascón”. “Karla, si vas a tuitear sobre mi tras la gala recuerda mi nombre es Jimmy Kimmel”, dijo culminando su gag.