Miradas

“El loro dice loro”

“El loro dice loro”
Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS
| 2025-03-06 00:44:38

La expresión del título es común en el lenguaje cotidiano de muchos países de Latinoamérica, incluyendo Bolivia. Su significado e interpretación tienen varias dimensiones.

Por un lado, se usa para describir a quienes repiten lo que otros dicen sin comprenderlo, como los loros que imitan palabras sin saber su significado. Por otro, adquiere un matiz más profundo cuando se refiere a personas extremadamente hipócritas: aquellos que, pese a tener faltas mayores, critican y censuran a los demás como si fueran un dechado de virtudes. La frase alude, entonces, a la incongruencia entre palabras y acciones y a la doble moral de quienes juzgan a otros mientras ignoran cínicamente sus propios errores.

En esa línea, utilizaré “el loro dice loro” para referirme a Evo Morales y sus constantes acusaciones contra el gobierno de Luis Arce, su ex "hermano". Aunque la hipocresía y la doble moral abundan en la política, Morales es su máxima expresión. Su nivel de cinismo es monstruoso.

Entre las múltiples acusaciones que lanza contra Arce, varias revelan su propia corrupción. Un ejemplo reciente: tras las declaraciones de Arce de que “ya no lo considera hermano”, Morales respondió: “¿Cómo vamos a ser compañero, hermano de un corrupto? Está robando en familia”. Es decir, el profesor llama corrupto a su alumno. Pero Morales es aún más hábil. Su gobierno será recordado como el más cleptocrático, con el escandaloso desfalco de casi 500 millones de dólares del ex Fondo Indígena, el mayor robo en la historia del país.

Otro caso: recientemente, Morales afirmó que en Bolivia se ha instaurado un “narcoestado” con policías y militares involucrados en el narcotráfico. ¿Con qué autoridad moral lo dice, cuando convirtió al Chapare en la capital del narcotráfico y su exdirector de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico fue extraditado por la DEA por proteger redes internacionales de cocaína?

En 2016, Morales acusó de “delincuente confeso” al periodista de CNN Fernando Rincón por no presentarse a declarar en la Fiscalía de La Paz. Años después, cuando Carlos Valverde dejó el país tras destapar el escándalo de Gabriela Zapata, Morales interpretó su salida como una “confesión de delincuencia”. Entonces, según su propio criterio, al no comparecer ante la Fiscalía de Tarija, ¿no sería él también un “delincuente confeso”? Vean el nivel de cinismo.

Otra joya de hipocresía: ahora acusa a Arce de que “en Bolivia no existe seguridad jurídica ni Estado de derecho”, pero cuando gobernó, nunca respetó la independencia de poderes ni el debido proceso. Utilizó el poder judicial y electoral a su antojo, aprovechando los dos tercios de su partido en la Asamblea.

Morales también califica el gobierno de Arce como el peor de la historia. Sin embargo, en los 20 años de poder del MAS, Morales gobernó 14. En mayor medida, él es el responsable del desastre actual y, por ende, el peor presidente de la historia.

Cuando fue declarado “rebelde” por la justicia y se emitió su orden de aprehensión, Morales denunció la instauración de un “terrorismo político”. Pero él mismo persiguió y encarceló a toda la oposición de Santa Cruz y la “media luna”, con el caso Terrorismo, que incluyó ejecuciones extrajudiciales.

También acusa a Arce de dividir a las organizaciones sociales, olvidando que fue él quien inició su “prostitución”, repartiendo dinero del ex Fondo Indígena a los dirigentes para comprar su lealtad. Cuando sindicatos y sectores no se alineaban, Morales creó paralelos y promovió a los “autoconvocados”. Él destruyó la esencia de las organizaciones sociales.

¿Cómo puede juzgar a otros, habiendo cometido peores pecados? Realmente, “el loro dice loro”.

*El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San Simón.

Rolando Tellería A. | Profesor de Ciencias Políticas de la UMSS