Enfoque Internacional

Trump: show y estrategia

Enfoque Internacional | Alberto López Núñez | 2025-03-07 00:06:00

Trump ha venido con todo en este trepidante primer mes de su segundo gobierno. Siempre he sido un defensor acérrimo del liberalismo occidental y como tal apoyo a Ucrania en general y a Zelenski en lo particular. Considero que se debe defender intensamente la democracia liberal predominante en el Occidente del totalitarismo oriental, representado por Xi-Putin y sus satélites Irán, Corea del Norte y las dictaduras del socialismo del siglo XXI. Pero igualmente reconozco que la «realpolitik» debe ser un principio rector de todo gobernante, máxime si este lo es de una potencia mundial.

Desde que incursionó en la política, Trump ha dado dos giros de 180 grados a la ciencia política: en 2016 le dio una voltereta a la fesología, demostrando contra todos vaticinios académicos que un outsider fanfarrón y sin ningún basamento programático le podía ganar electoralmente y por paliza al establishment político estadounidense, primero imponiéndose en las primarias republicanas y luego derrotando a una candidata arquetípica del establishment, Hillary Clinton.

Ahora está dando un segundo giro, en el área de la geopolítica, al intentar instaurar un nuevo orden internacional, en el que el predominio de socialismo internacional será probablemente sustituido por un nuevo diseño de “realpolitik”, pero fundamentalmente derrotando al totalitarismo oriental comandado por la China de Xi.

Para mi gusto, prefiero la política “neocon” de la época Reagan, en la cual este junto con Thatcher y san Juan Pablo II, derrotaron al comunismo soviético, a este nuevo orden que se presagia con la “realpolitik” de Trump, pero repito, un gobernante de la primera potencia mundial debe plegarse a los dictados de esta, poniendo el objetivo estratégico principal, sobre los movimientos tácticos. Y el maestro de la “realpolitik” contemporánea se llama Henry Kissinger. A su estrategia geopolítica se plegó Nixon, poniendo los cimientos para la posterior derrota del comunismo soviético y se está plegando Trump, para intentar derrotar al régimen totalitario chino.

En primer lugar, una observación preliminar antes de entrar al análisis de fondo de qué consiste esta estrategia Kissingeriana: tanto Nixon como Trump, son políticos guiados por el afán de poder, sin ningún fondo doctrinal, su valor está en dejarse guiar por quienes, si tienen ese marco conceptual, y resulta, insisto, que casualmente es el mismo: Kissinger.

Este hizo la genial estrategia de romper la alianza comunista del partido soviético y el maoísmo, incorporando a China al mercado mundial y desbaratando así el predominio comunista sobre la democracia liberal, sin la estrategia de Kissinger de ganarse a Mao sacándolo de la esfera soviética, incorporándolo al mundo globalizado del “Consenso de Washington”, es decir el neoliberal, hubiese sido imposible, derrotar al comunismo soviético ,pues la balanza estratégica se hubiese inclinado hacia el eje sino-soviético.

Así, ante la estupidez europea de estar más pendiente de si se dice “los, las, les” y un largo etcétera de nimiedades de la dictadura de la corrección política, sobre los valores esenciales del liberalismo occidental, a los cuales se sumaron los gobiernos progresistas de Obama y Biden, que le permitieron a Putin dominar territorialmente en Ucrania, tiene razón Trump en señalar que con él Putin no se hubiese hecho de Crimea, ni hubiese invadido Ucrania. La ineptitud de Biden, que, amilanado por la amenaza de escalamiento de la guerra de Putin, no ayudó lo suficiente a Ucrania, ni los europeos, todavía hoy, ante la táctica de shock de Trump, son capaces de asumir la defensa de Europa ante Putin; Trump está haciendo lo que el otro político pragmático, Nixon, hizo con China frente a la Rusia soviética, pero al revés con Rusia frente a la China de Xi.

Así como nadie osó señalar a Nixon y Kissinger de haber sido compadres de Mao, así un análisis sensato no debería hacer lo mismo con Trump frente a Putin, Kissinger hizo para Nixon la estrategia de sacar a la China comunista de la esfera soviética, con un juego gana-gana para todos, China se incorporó al mercado mundial, sacando a miles de millones de la pobreza y Estados Unidos y Occidente pudieron a partir de esa estrategia derrotar al comunismo soviético. Ahora, Kissinger hizo una estrategia similar para Trump, le está haciendo concesiones a Putin, como movimientos tácticos en aras del triunfo estratégico, que es el derrotar a la China de Xi, el verdadero enemigo del Occidente, para lo cual es menester romper la alianza Putin-Xi, sin lo cual sería casi imposible que la democracia liberal triunfe sobre el totalitarismo oriental.

El juego gana-gana esta vez será aislar al eje del mal China-Irán-Corea del Norte, incorporando de nuevo a Rusia al G7, es decir, al Occidente, limitando las fantasías de gran potencia de Putin, obligando a Europa a madurar y hacerse cargo de su defensa, y haciendo una especie de Plan Marshall para Ucrania basado en la explotación de sus riquezas en “tierras raras” por parte de empresas gringas, las cuales actuarán con la seguridad de que no serán estorbadas por Putin, lo cual redundará en seguridad territorial, para Ucrania.

Que todo esto se logre con el ruido de un show de discursos cursis, exageraciones y grandilocuencias de Trump, es un precio barato a pagar frente al beneficio que seguramente se obtendrá.