Cuesta creer que un sujeto tan inútil e inoperante como Luis Arce tenga el ego tan grande. Ni los psicólogos más conspicuos podrían explicar cómo es posible que un individuo sea capaz de llevar al país al peor desastre de su historia sólo por el hecho de no admitir que está equivocado, para probar sus falsas teorías, para intentar convencer de que la realidad se puede acomodar a su mente tan chata, para probar que es un experto en economía, como seguramente algún bromista le dijo alguna vez, sólo para burlarse de él y observar las ridiculeces que puede hacer un hombre extremadamente tonto.
Aún hoy, con el país paralizado por la escasez de dólares y de combustibles, todavía se atreve a afirmar que es un excelente administrador e insiste en mantener su modelo económico consistente en alimentar miles de elefantes blancos, creyendo que semejante barbaridad todavía le brinda posibilidades de ser candidato y mantenerse en el poder más allá de 2025.
Es tan torpe, que sabiendo que el país ya se encaminaba hacia un proceso hiperinflacionario como el de 1982-1985 bajo la conducción de la UDP, algo que admitió en el 2020, al asumir su mandato, siguió insistiendo en el modelo económico destructivo en el cual persiste hoy, a sabiendas que no hará otra cosa que provocar un colapso sin precedentes, con características dantescas como desabastecimiento, hambruna, éxodo y caos.
Menos mal que los pedidos de renuncia y las sugerencias de que tire la toalla, han provocado una reacción desesperada y ha admitido que ya no es capaz de garantizar mínimamente la provisión de carburantes, pero lo hace a medias, cuando lo correcto es que de una vez por todas liberalice por completo la importación y el comercio de combustibles, pues de mantenerse las cosas en manos del estado, la burocracia, la corrupción y la inoperancia se encargarán de que todo siga igual.
A estas alturas del desastre, la ciudadanía está resignada y de buenas ganas aceptaría un “gasolinazo”, la suspensión de las subvenciones, ya que la gente pierde más haciendo filas en los surtidores, esperando por diésel y el falso beneficio sólo genera más inflación, como lo demuestran los mismos datos del INE. La gasolina más cara es la que no hay, eso ya lo sabemos perfectamente y las torpezas de Arce son muy costosas.
Si Arce no quiere pasar a la historia como el peor presidente que se haya visto, si no quiere correr el peligro de terminar como Villarroel, si no quiere que todo desborde en violencia y caos, debe comenzar a hacer las cosas bien, aunque sea el final de su mandato. Tiene que liberar por completo las exportaciones para generar divisas, mejorar el clima para invertir, dejar de acosar y criminalizar a los productores, dejar de robar por lo menos estos meses que le quedan y abstenerse de gastar de la manera tan irresponsable como lo está haciendo.
Desde el punto de vista político, que ni se le ocurra recurrir a alguna maniobra para prolongar su mandato, suspender las elecciones y mucho menos ordenar la habilitación del cocalero Morales para que vuelva a postularse. En este momento, el país está que arde de furia y no va a aguantar ninguno de sus juegos. Su misión es no seguir echando leña al fuego y garantizar elecciones limpias.
Si Arce no quiere pasar a la historia como el peor presidente que se haya visto, si no quiere correr el peligro de terminar como Villarroel, si no quiere que todo desborde en violencia y caos, debe comenzar a hacer las cosas bien, aunque sea el final de su mandato.