En uno de los momentos más complicados de su gestión, el presidente Luis Arce dio este miércoles por la noche un mensaje al país donde remarcó que no renunciará al cargo y anunció 10 medidas para contrarrestar la mayor crisis de combustibles que afronta Bolivia en más de una década.
Entre las decisiones, el mandatario anunció el horario continuo laboral en el sector público y en las empresas privadas en las nueve capitales del país y El Alto, además de habilitar la opción del teletrabajo.
También determinó clases virtuales en las ciudades, sujeta a evaluación de las direcciones departamentales de educación (DDE). Además, ordenó el refuerzo del control militar en fronteras, estaciones de servicio y en el recorrido de las cisternas para evitar el desvío de carburantes o su salida del país de contrabando.
La provisión de combustible a las estaciones de servicio subirá de 50% a 80%, agregó el mandatario. Con este punto confirmó que no se está cubriendo el 100% de la demanda, tal como reconocieron el lunes, el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo y el presidente de YPFB, Armin Dorgathen.
Se instruyó también a la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) implementar una aplicación para informar oficialmente en qué estaciones de servicio se cuenta con combustibles. Desde hace varios meses, en Santa Cruz, cadenas de surtidores privadas como Genex y Biopetrol ya cuentan con aplicaciones móviles mediante las cuáles informan la disponibilidad de diésel y gasolina en tiempo real.
Durante este periodo de emergencia se ampliará el horario de funcionamiento del teleférico en La Paz desde las 5 de la mañana hasta las 11 de la noche. Arce dijo que se priorizará la entrega de combustibles al agro. Días antes, el gobierno ya había informado sobre la instructiva dada por el presidente al gabinete sobre ese tema.
El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Klaus Frerking, señaló este miércoles que solo están recibiendo 700 mil litros de diésel, de los 3,3 millones de litros que necesitan por día, es decir un 21%.
“Aclarar a muchos políticos, que claramente con la intención de desestabilizar y de generar zozobra, hablan que nuestro país estaría quebrado. Bolivia no está quebrada. Bolivia tiene una economía que sigue generando inversión pública y sigue redistribuyendo el ingreso entre los bolivianos y las bolivianas”, enfatizó Arce al tiempo de descartar la devaluación del boliviano frente al dólar o la aplicación de un “corralito”, es decir la retención de depósitos del público en el sistema financiero.
El mandatario apareció acompañado en el hall de la Casa Grande del Pueblo por todos los integrantes de su gabinete, excepto el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.
