Todavía es preocupante que existan siete u ocho precandidatos porque la oposición estaría dividida y porque los que quedan no satisfacen criterios mínimos para asumir la Presidencia. Pero hay una excelente noticia: Branko renunció a su candidatura para apoyar a Tuto. No es que Branko fuera un mal candidato, todo lo contrario; pero ahora se pone la camiseta de Bolivia para impulsar una candidatura sólida de oposición. Ahora queda un precandidato que da la talla al desafío que tiene Bolivia – y mejor sería un binomio compuesto de ambos personajes.
Estuve unos días en La Paz, y como generalmente hago en cualquier parte del mundo, converso cortito con los taxistas para tantear la situación social, política o económica. Esta vez pregunté sobre sus pre candidatos favoritos. Respuestas: Andrónico, Chi y Manfred. No es ninguna encuesta científica pero me espanta saber qué tiene esta gente en sus cabezas, en que piensa y cómo piensa.
Hace un año, en el mes de febrero, sugerí algunas de las capacidades y habilidades que debería tener el próximo presidente. Estas eran:
1. Liderazgo, que tenga claridad, coherencia y poder de convencimiento. Que sepa mover las emociones de la gente, más que los datos estadísticos (sin excluirlos). Las elecciones parecen ganarse más con la emoción que con la razón.
2. Visión, que proyecte un camino hacia la prosperidad real y duradera, hacia un país que salga del letargo de casi 200 años. No se trata de ser demagogo y que prometa todo. Al contrario, se trata de una persona que pinte la realidad tal cual.
3. Compromiso, que no ceje al logro de su visión, a presiones internas y externas, nacionales y extranjeras. Se necesita firmeza. Que aplique la Ley sin contemplaciones.
4. Educación, no es necesario que sea un experto en economía. Tiene que ser una persona que esté muy familiarizado con la gestión, leyes, política; que tenga contactos de peso.
5. Trayectoria y experiencia basada en valores morales. Tal vez no haya una persona que haya tenido una vida impecable, más allá de rumores no comprobados o calumnias.
Lo descrito brevemente en los párrafos anteriores tiene un enfoque tal vez académico e ideal. Sirve para el lector que cree que es útil esa mirada. Pero todos los “pre candidatos” creen tener esos requisitos y más; todos se creen “salvadores”.
El candidato debería haber hecho conocer una visión clara para Bolivia, la verdad de la situación boliviana actual, lo que se debería hacer reiteradas veces. No es un pre candidato pusilánime, ni marea la perdiz, ni pasa todo por agua tibia y está más ubicado de la realidad del país que más del 99% de la población. Este es un perfil de un candidato que merecería nuestro voto, que se gane nuestra confianza en buena ley. Aún quedan candidatos de la oposición que recurren a tirar basura al otro y no a discutir argumentos legítimos, a hablar en teoría sin estar conscientes de que otra cosa es con guitarra, y a tomar esta oportunidad para hacerse de un poco de fama.
Eso nos lleva a la necesidad de que el precandidato de oposición o próximo Presidente tenga experiencia y coraje para aplicar medidas duras o poco populares. No será para nada fácil abordar esa crisis. Habrá mucho descontento por los efectos cuando se tenga que poner orden. Pero lo que ese gobierno hará, será apagar el incendio que deja el MAS – ¿quién tiene la culpa? ¿Los bomberos o los pirómanos? Ese desastre tendrá, en el corto/ mediano plazo, cara de mayor desempleo y menores ingresos, protestas que podrían generar inestabilidad política, y gente local y foránea que querrá sabotear las políticas del gobierno. Se debe recurrir al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial porque no hay otras instituciones que puedan ayudar a salir del hueco financiero en que se encuentra Bolivia. Tampoco descartaría otro tipo de intervención extraordinaria para hacer frente a los peligros que acechan al país.
Finalmente, para lograr tales cometidos, ese precandidato o futuro Presidente debe saber escoger a colaboradores idóneos que presten sus servicios al país sin ningún favor político o de otra índole. Para tal efecto, como Tuto y Branko parecen coincidir, deberían compartir la misma visión, ser capaces en su rubro, no tener o haber tenido sentencias legales claras, y que estén llanos a hacer transparentes y públicos su patrimonio y otros antes de tomar posesión en el cargo que se les confiera.
La renuncia de Branko puede facilitar un binomio sólido: Tuto/Branko, uno de cada región (Occidente y Oriente) que sí pueden sacar a Bolivia del pozo en que se encuentra. Como dupla, tienen experiencia en los sectores públicos y privados, conocimiento de los problemas sociales, institucionales, políticos, legales y económicos del país, solvencia en el ámbito internacional; en resumen, visión clara y valentía que son la base para realizar reformas y políticas económicas necesarias que no solo saquen del pozo a Bolivia, sino delineen el camino a seguir a mediano y largo plazo para el país.
Pero no nos olvidemos, los principales objetivos para la elección que se aproximan son dos: (1) que no vuelva el MAS o un encubierto al poder (en caso de duda, mejor votar seguro por alguien que ni siquiera se sospecha) y (2) ganar las elecciones abrumadoramente para que el nuevo mandatario pueda hacer reformas profundas que serán necesarias, no sólo deseables. Por último, tenga en cuenta el elector que las políticas y reformas que se realicen tardarán más de un período presidenciable (cinco años) en tener el efecto deseable; por tanto piénselo bien en quién votar.