El presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Klaus Frerking, reveló que entre 40.000 y 50.000 hectáreas de cultivos, principalmente de soya, han sido completamente destruidas, mientras que otras 500.000 hectáreas presentan afectaciones que impactarán negativamente en los rendimientos de la cosecha de verano, debido a las intensas lluvias caídas en las últimas semanas.
“La situación es anormal para esta época del año. Esas hectáreas se sembraron y en este momento están bajo el agua”, explicó Frerking, citado por Unitel.
En el departamento de Santa Cruz, de las 1,4 millones de hectáreas sembradas, 1,2 millones corresponden a soya y 200.000 a maíz y trigo.
Además, la escasez de diésel en las provincias ha agravado la crisis, dificultando el traslado de insumos y la operatividad del sector agropecuario.
“Necesitamos reglas claras y que el Gobierno tome decisiones a la altura de la emergencia. El diésel oportuno y la seguridad jurídica son fundamentales para seguir invirtiendo”, enfatizó el representante de la CAO.
El jueves, el ministro de Desarrollo Rural, Yamil Flores, informó que la afectación era de unas 64 mil hectáreas de cultivos y unas 352 mil cabezas de ganado en riesgo.
“La evaluación muestra que de las 3.035.893 hectáreas cultivadas en Bolivia, 64 mil hectáreas han sido afectadas en el sector agrícola, eso significa un 2,2% de toda la tierra que se produce en el país”, explicó el funcionario en declaraciones a la prensa.
Aunque el ministro remarcó que no había aún ganado perdido, sino afectado, los productores tienen otra versión. El presidente de Asociación de Ganaderos de Ascensión de Guarayos (Agagua), Ernesto Mercado Bazán, informó que unas 2.000 cabezas de ganado se ahogaron.
“Necesitamos canoas y deslizadores para sacar por lo menos a animales menores, los terneros, que esos son los que resisten menos”, remarcó el dirigente.
